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Con el Día del Padre en el horizonte me preguntaron, al igual que a muchos nuevos padres más o menos de mi edad, qué me gustaría recibir este año. Al tener relativamente poca experiencia como beneficiado de esta celebración, recuerdo la forma en que se comercializaba el Día del Padre cuando era un niño. Los regalos frecuentes eran cosas como corbatas y cinturones para cargar herramientas.

Todo eso se siente como sacado de la época de Reagan.

A medida que han ido cambiando los estilos de vida, con jóvenes que viven en ciudades más tarde en sus vidas y postergan la adquisición de viviendas, y conforme han ido cambiando los roles de género, esa estética de autos y herramientas ya no es tan popular para los padres jóvenes como antes.

La estética de alimentos y cocina se ha vuelto más un símbolo de estatus, en parte gracias a las redes sociales. Para los papás millennials, la cocina pasó a ser el nuevo garaje y el marketing del Día del Padre debería adaptarse.

Los orígenes de este cambio probablemente se remontan al ascenso de la cultura "foodie" en la década pasada. Tiendas como Trader Joe’s y Whole Foods convirtieron la compra de comestibles en algo "cool". La cerveza artesanal se volvió algo ubicuo en el país, seguido por la cultura cóctel. Los camiones de comida tuvieron un auge luego de la gran recesión.

Los programas de cocina se volvieron populares en la televisión. Algunos chef se hicieron famosos y Anthony Bourdain pasó a ser un anecdotista para ciertos grupos demográficos. Los papás treintones de hoy eran veinteañeros cuando todo esto estaba sucediendo y se mueven mejor en la cocina que sus propios padres cuando tenían la misma edad.

Al mismo tiempo, la cultura de los autos no atrae como antes y dado el alto costo de adquirir viviendas, los padres de hoy pueden no tener el espacio que sí tenían sus propios padres. Los espacios para garajes y los cobertizos en el patio trasero pueden ser pocos o inexistentes. A medida que los automóviles se han ido transformando en computadores con ruedas, ya no son la clase de máquinas con las que los padres se pueden poner a juguetear.

Los artículos de electrónica y los electrodomésticos se han vuelto mucho más baratos en dólares reales y cuando fallan es mejor reemplazarlos en lugar de intentar repararlos. Es difícil justificar un conjunto caro de herramientas si van a pasar la mayoría del año acumulando polvo.

La cantidad de herramientas aspiracionales de cocina disponibles para los padres que trabajan en la cocina son impresionantes. Baterías de cocina Le Creuset. Cuchillos de chef. Sartenes de hierro fundido y hornos holandeses. Cocinas al vacío e Instant Pots. Parrillas Big Green Egg y licuadoras de alto rendimiento como Vitamix o Thermomix. Termómetros digitales que se pueden monitorear a través del smartphone. Y toda clase de herramientas de bar para el aspirante a barman.

Es difícil decir por qué un "papá experto en mejoramiento del hogar" como un Tim Allen o un Bob Vila no tiene el caché cultural que tenía hace un par de generaciones. Las expresiones de masculinidad tradicional pueden generar críticas, pero el "papá chef" no tiene el mismo bagaje.

Sea cual sea el caso, al pensar sobre qué comprar a papá en el Día del Padre, olvídese del set de herramientas y piense en algo para el cóctel.

Por Conor Sen

Esta columna no necesariamente refleja la opinión de la junta editorial o de Bloomberg LP y sus dueños.