Nicolás Vilcinskas
Nicolás Vilcinskas

El ejecutivo argentino Nicolás Vilcinskas tiene una premisa: la solidez de la cultura organizacional es clave para mantener un buen ambiente laboral. El country manager del en el Perú, quien llegó hace cuatro años a Lima para abrir y consolidar la filial de la compañía a nivel local, cree en el protagonismo que ya van tomando las habilidades blandas y también en la práctica del deporte para conseguir el balance.

¿Cómo definiría su experiencia en la construcción de equipos?
A mí me gusta mucho el armado y gestión de equipos. Me suelo involucrar mucho, me preocupo para que tengamos una muy buena relación y me enfoco en la transparencia y sinceridad. Siempre surgirán obstáculos, pero la diferencia es cómo podemos resolverlos.

¿Qué se requiere?
Un buen equipo que tenga la confianza de plantear los problemas, solicitar ayuda cuando se necesite y saber que se puede contar con el de al lado.

¿Es un punto a favor el haber empezado casi desde cero?
Sí, si eres parte desde el principio, te involucras más; lo tomas como si fuese propio. El compromiso, la pasión, las ganas de que funcione es entonces mayor. Además, al tener una cultura homogénea, aunque los perfiles sean heterogéneos, hace que el ambiente sea mejor.

¿Las habilidades blandas ahora importan un tanto más?
Mira, en algún momento buscábamos personas que vengan del rubro, pero después dijimos no, vayamos más por los skills, la actitud, la parte cultural. Se nos hacía importante que vengan con ese entusiasmo, ganas de cambiar cómo se hacen las cosas, porque montamos algo desde cero, no había nada escrito. Y eso genera además un compromiso interesante.

¿Cómo toca la gestión de equipos cuando no se alcanza con lo establecido?
Cuando empiezas un proyecto constantemente te topas con sorpresas, atrasos y problemas. Creo que la clave es el manejo de la frustración, la transparencia y sinceridad. Pero si el equipo es totalmente sincero y plantea alternativas se pueden afrontar bien los problemas, se genera una dinámica distinta.

¿Qué no debe faltar en esos momentos de tensión?
La sinceridad, la capacidad de marcar prioridades y enfocar al equipo hacia qué es lo que se tiene que hacer para después llegar a un consenso y seguir adelante.

¿Es constante?
El año pasado tuvimos un atraso de producción de uno de los espumantes más vendidos y hubiese sido un caos si solo nos enfocábamos en el problema. Por eso nos reunimos, esbozamos la situación y como equipo buscamos alternativas de solución, establecimos un plan de acción y ejecutamos.

¿Es un rubro en que se disfruta mucho?
Sí. Y es que todas estas categorías están asociadas a buenos momentos, ni hablar de espumantes que siempre están asociados a celebraciones. Eso hace que la industria sea no relajada por la cantidad de trabajo, que llega a picos por fin de año, pero sí por el ambiente.

Cuando se está en una industria asociada a la distensión, ¿cómo establece el balance?
Claramente workaholic no soy, me gusta mucho lo que hago, me parece interesante, pero sí busco un balance. Jugué al rugby toda mi vida en Argentina, Brasil e inclusive acá. Aunque ahora estoy corriendo tabla, algo que he aprendido aquí aprovechando que la ciudad tiene mar.

Las celebraciones son parte de la rutina…
Diría que hasta por obligación tenemos que salir a comer y tomar (ríe). Entonces, eso ayuda a que el ambiente sea bueno. Pero sí balanceamos, tenemos ciertos beneficios como horarios flexibles o viernes de salidas más tempranas, ahora estamos implementando un sistema smart working donde algunos días de la semana se puede trabajar fuera de oficina.

¿Tiene alguna marca predilecta?
Es difícil. Después de 11 años en la compañía creo que pasé por todas. Pero me gustan mucho los aperitivos. Siempre hay opciones para disfrutar, pero también nos gusta que nuestros colaboradores sean embajadores de nuestras marcas.

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