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trabajo

| A los 21 años de edad me quedé huérfano de padre. De repente y de forma inesperada, a mi querido papá le detectaron un cáncer y falleció tres meses después. Como era el único economista de mi familia tuve que hacer frente a un reto enorme: cuidar, y a ser posible aumentar, el patrimonio familiar.

Así lo hice y debo reconocer que tuve éxito. Tanto éxito que mi hermana se jubiló a los 32 años de edad y desde entonces se dedica a viajar por todo el planeta; porque su ilusión, me dijo hace casi dos décadas, es conocer todos los países del mundo. ¡Y vaya si lo está haciendo!

Y entonces ¿por qué no te jubilas? La respuesta es bien sencilla, pero complicada a la vez: Me lo paso tan bien en mi trabajo que lo considero un hobby. Sí, es cierto: trabajo porque es mi afición. Me lo paso genial sin ser un workoholic, me divierte y me gusta hacer lo que hago. Podría vivir de las inversiones que he hecho, pero no. Tras haber montado una editorial, trabajado en multinacionales y empresas familiares, seguir colaborando con decenas de ONG en distintos países del mundo, compartir conocimiento en Universidades y centros de investigación de Europa y América, y tener en mente crear una fundación, vivo para divertirme en el trabajo. Por eso me siento un privilegiado. “¿Y cómo lo has hecho?”, - te preguntarás. Una de las claves ha sido haber sabido invertir.

Aquí están las diez claves y te aseguro que me han funcionado:

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