José Chueca

El Programa de Alta Dirección (PAD) de la Universidad de Piura y el diario Gestión reunieron a cinco ejecutivos de diversas compañías que tienen experiencia como miembros de algunos directorios o seleccionando a los directores, para dialogar sobre cómo puede agregar valor de manera sostenible el directorio de una empresa y qué características deberían cumplir para lograrlo. 

Todo lo conversado tiene diversas tonalidades, dependiendo del tipo de empresa de la que estemos hablando. Si hablamos de empresas consolidadas o listadas en bolsa todo lo dicho es correcto. No es necesariamente lo mismo si estamos hablando de una empresa familiar cerrada o una empresa que busca profesionalizarse. Las capacidades que tiene el directorio para decidir son absolutamente distintas dependiendo del momento de vida de esa empresa. 

Es muy difícil que los directores independientes sean mayoría, en todos mis casos han sido minoría. Y ha habido un núcleo de directores representantes de los accionistas que han sido mayoría. Pero muchas veces se olvidan de que el rol del directorio es preocuparse por el bienestar de la empresa y buscar lo mejor para ella. 

El tema de los directores independientes debiera ser más por el tema de la diversidad que por el lado del capital, y a veces no es así. Hay directorios donde el independiente es elegido no por sus cualidades, experiencia o capacidades, sino en representación de una minoría o un capital difuso. Por lo general, en las empresas familiares si se incorporan independientes por la diversidad, que debería incluir también a mujeres, pues el mundo lo miran con otros ojos, se dan cuenta de cosas que los hombres no se dan cuenta. 

Respecto de la relación con la gerencia y comités especializados, la única forma de conectarse con la empresa es a través de los comités, no hay otra. Si uno va solo a una sesión de directorio es casi un ave de paso que se entera de los temas, da una opinión y seguramente no tiene cómo hacer seguimiento.