Desgaste profesional

Recuerda cuando el estrés no era considerado una enfermedad y quienes lo padecían pasaban por locos? Pues bueno, algo similar empieza a ocurrir con los pacientes cuyos síntomas básicos están relacionados con el cansancio extremo.

Ellos pueden padecer Síndrome de Fatiga Crónica (SFC), el cual es considerado como una patología contemporánea, que afecta con mayor frecuencia a mujeres entre los 30 y 50 años.

“Se trata de una sensación de cansancio o fatiga que experimenta un paciente y que no se alivia con el reposo… y que no tiene explicación. Los síntomas asociados son tan fuertes, que incluso pueden incapacitar a la persona”, explica el siquiatra Rodolfo de la Hoz, especialista en el tema.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha codificado este padecimiento en el capítulo de las Enfermedades del Sistema Nervioso Central, y se asegura que afecta aproximadamente al 0,3 por ciento de la población mundial.

En cuanto a las causas del SFC, estas siguen siendo desconocidas, aunque se han sugerido diversas hipótesis, incluyendo factores inmunológicos, virológicos, psicológicos y siquiátricos. Lo que sí tienen claro los especialistas, es que este síndrome no se puede prevenir.

“¿Estoy cansado o enfermo?”

Confundir un simple cansancio con una enfermedad ha sido uno de los mayores retos de los especialistas. Para poder dar con un diagnostico acertado, las personas deben tener muy claros sus síntomas a la hora de asistir al médico.

Lo más importante es saber que la primera alarma es una sensación de cansancio extremo, que no mejora con el descanso y que suele durar muchos meses.

Otros síntomas que se asocian al SFC son dolores musculares y articulares, pero sin inflamación de las articulaciones. Además, el paciente puede tener pérdida de memoria, falta de concentración y tornarse irritable. En algunos casos es posible que sufra de fiebre no muy alta -usualmente no sobrepasa los 38°C- , crecimiento y dolor de los ganglios (en las axilas y el cuello) y dolor intenso de garganta y de cabeza.

Las señales se amplían a trastornos del sueño, tales como la incapacidad para quedarse dormido y una sensación de desasosiego al levantarse.

Una aclaración clave: no todos los afectados del SFC presentan todos los síntomas, pues algunos pacientes tienen “brotes” periódicos en los que algunos indicadores se intensifican más que otros. Por eso es necesario que una vez se inicie el tratamiento, este no se abandone aunque se sienta mejoría.

Incurable, pero tratable

Hasta el momento el SFC no tiene cura. Y su tratamiento es complejo y obliga a la combinación de diferentes modalidades. El objetivo es que el dolor se alivie y que el paciente pueda llevar una vida normal.

En el tratamiento médico se emplean medicamentos que disminuyen el dolor. Como esta enfermedad se asocia también a la depresión, puede ser útil emplear algunos ansiolíticos suaves.

Los especialistas generalmente recomiendan hacer una actividad física moderada, repartir las tareas grandes en unas más pequeñas y, básicamente, no hacer esfuerzos innecesarios. Como esta enfermedad se asocia también a la depresión, puede ser útil emplear algunos ansiolíticos suaves.

“También sirven mucho las técnicas de relajación y el yoga, y una alimentación adecuada. Es necesario que el paciente exprese sus emociones y sentimientos, pues como la enfermedad se asocia con depresión, la tendencia a aislarse podría empeorar la enfermedad”, asegura el doctor de la Hoz.

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