Datos, nueva fuente de riqueza

Vamos dejando datos tras nuestro paso por la red, cuando compramos por internet o navegamos por las redes sociales. Otros sacan provecho de ello. ¿Pero no debería ser el propio usuario el que saliera ganando?

Entes reguladores de Bruselas a Pekín tratan de frenar el uso de la información personal y en estas últimas semanas muchos usuarios de Facebook han revisado sus configuraciones de privacidad como reacción ante el escándalo de Cambridge Analytica.

La verdadera propiedad de los datos implicará tener toda la información personal -desde las ideas políticas, hasta las preferencias en tratamientos para la piel y los registros médicos- en un lugar para poder decidir quién podrá acceder a ella y en qué condiciones. Esto significaría venderla, conceder un uso limitado a cambio de un servicio (como Facebook) o simplemente mantenerla en privado. La cuestión es tener el control.

Como parte de esta tendencia, Facebook analiza en este momento la posibilidad de ofrecer una versión sin publicidad de su servicio a los clientes que estén dispuestos a pagar.

No se trata solamente de controlar los horribles avisos publicitarios. La capacidad de procesar grandes cantidades de datos personales promete cambiar nuestras relaciones, nuestros gobiernos y hasta nuestros cuerpos… ni hablar, obviamente, de nuestros hábitos de compra.

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