Apple
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necesita hacer mejor las cosas. A pesar de todo lo que se habla de sanear su cadena de suministro, siguen apareciendo demasiadas historias sobre las malas y el exceso de horas extras.

Cada año, más o menos en esta época, Apple hace aspavientos de cuánto le importan los trabajadores y el medio ambiente. Los fanáticos señalan que Cupertino está haciendo mucho más que la mayoría de los demás en la industria, y tienen razón.

Sin embargo, no faltan los cínicos que desestiman todo esto y lo consideran poco más que un truco publicitario. Y también tienen razón en ser escépticos.

Una investigación de Bloomberg News encontró aún más leña para echar al fuego. Los trabajadores de manipulaban -y posiblemente respiraban- sustancias químicas nocivas sin el equipo de seguridad adecuado.

Las instalaciones para dormitorios y duchas eran inferiores a la media, y a los trabajadores que renunciaron se les retuvieron los salarios en lo que China Labor Watch (CLW) dice que constituye una violación de las leyes laborales.

Apple, por su parte, dice que envió auditores adicionales a la planta de Catcher, pero que no encontró ninguna evidencia de incumplimiento de sus estándares. Esto me hace preguntarme cómo es que lo que Apple encuentra (o no encuentra) es tan incongruente con lo que descubrieron entidades laborales como CLW y los periodistas.

Realmente creo que Apple esté haciendo lo mejor que puede y estos esfuerzos para limpiar la cadena de suministro son mucho más que una táctica de marketing. Cubrí la compañía y sus proveedores por más de una década, e hice mis propias visitas a terreno.

La cadena de suministro no es todo un mundo de tristeza inmersa en la distopía. Pero lo es para algunos. Y ese es el problema.

Demasiados incidentes se quedan en el limbo y Apple parece no poder pararlos. Es fantástico que sus proveedores obtuvieran un puntaje de cumplimiento de salud y seguridad de 87 sobre 100 en el 2016 (el último año para el cual ese informe está disponible).

No es tan bueno para el trabajador de Catcher que tiene dolores de cabeza en una fábrica ruidosa, porque la empresa no repartió tapones para los oídos. Ese puntaje del 87% no tiene sentido para el empleado que no recibió instrucciones adecuadas sobre entornos peligrosos, al que luego presionan para falsear el cumplimiento.

Hace dos meses, se descubrió que estudiantes de una escuela local trabajaban horas extras excesivas en una fábrica de ensamblaje de teléfonos iPhone operada por en Zhengzhou, China central.

¡Foxconn! El proveedor más grande e importante de Apple. La compañía que ha estado fabricando los iPhone desde el principio; que entró en acción cuando una ola de suicidios puso el foco sobre el imperio de Terry Gou; la que ahora tiene su propia universidad para capacitar a la próxima generación de gerentes.

En lugar de simplemente investigar y rectificar, Apple necesita preguntar cómo puede ser que Foxconn permita siquiera que un puñado de trabajadores incumpla sus reglas laborales claramente establecidas.

Esta es una compañía que repartió más de US$ 140,000 millones a proveedores el año pasado, una cifra que se ha multiplicado por ocho desde que se lanzó el iPhone. Esa es una gran influencia para obligar a los socios a alinearse.

Hace unos meses, escribí que la compañía había perdido el encanto de su cadena de suministro a medida que se descuidaba la disciplina de fabricación. Creo que lo mismo se puede decir del cumplimiento y la auditoría.

Apple sigue estando a la cabeza en la gestión de la cadena de suministro, los derechos laborales y la protección del medio ambiente.

Sin embargo, si Tim Cook y el director de operaciones, Jeff Williams, realmente quieren asegurarse de que se cumplan sus estándares, y creo que sí quieren, deben reconocer que el enfoque actual no está funcionando suficientemente bien.

Proveedores inescrupulosos están encontrando maneras de jugar con el proceso de auditoría, mientras que incluso los socios bien intencionados carecen de los sistemas adecuados para monitorear algo tan simple como las horas de trabajo.

Los ejecutivos de las empresas que buscan obtener ganancias trabajando con Apple deben ser considerados personal y financieramente responsables de cumplir con sus estándares. Al amenazar con cancelar contratos simplemente se corre el riesgo de dañar a los trabajadores mientras apenas castiga a la administración. Mire lo que sucede cuando se pone un salario o bonificación en peligro.

Catcher es un buen ejemplo. Aunque algunos trabajadores pasaron días sin ducharse, sus acciones subieron un 46% el año pasado, aumentando el valor de la participación del presidente Allen Hung en alrededor de 1,100 millones de nuevos dólares taiwaneses (US$ 37 millones).

Catcher niega cualquier delito, pero un margen operativo muy saludable del 35% en el 2016 significa que no hay excusa para que su equipo ejecutivo llore pobreza o escatime en dormitorios y equipo de seguridad. También muestra que hay muchas razones para que Apple use incentivos financieros (o castigos) para mantener a esas empresas en línea.

Apple podría tener un papel más importante en el abastecimiento y la distribución de equipo de seguridad directamente a los trabajadores. Los tapones para los oídos, las máscaras y los guantes son baratos, por lo que no hay excusa para que falten. No se trata de quién paga, sino de quién asume la responsabilidad. Los proveedores no lo han hecho y Apple podría, sin afectar su margen bruto del 38%.

Deberían desplegarse ampliamente investigadores encubiertos. Es sorprendente cuán rápido una fábrica puede corregirse para los visitantes y cuán rápido pueden descomponerse las cosas cuando se van.

Más diligencia debida, y más profunda, podría ayudar a Apple a mantenerse al tanto de las condiciones de los trabajadores y comprender las quejas que los grupos laborales y los periodistas han descubierto.

Apple quiere mejorar las condiciones de los trabajadores y el medio ambiente. Después de estos tropiezos regulares, es hora de admitir que se necesita un nuevo enfoque.

Por Tim Culpan

Esta columna no necesariamente refleja la opinión de Bloomberg LP y sus dueños.