Bloomberg.- Ahora que el se dispone a abandonar la , ciudades desde hasta Fráncfort quieren una tajada del sector financiero londinense.

Hasta que se inicie oficialmente el Brexit, sin embargo, es buen momento para que algunos bancos extranjeros incorporen más personal en el Reino Unido.

ING está haciendo justamente eso, según Bloomberg News. La entidad crediticia holandesa planea trasladar 60 empleos de operaciones de Ámsterdam y Bruselas a Londres.

No es una cantidad enorme –la actual operación de ING en el Reino Unido tiene unos 140 empleados-, y de todos modos la entidad crediticia obtiene la mayor parte de sus ganancias de la banca de consumo.

Pero demuestra que Londres aún ejerce su magnetismo, aunque sólo sea por motivos de costos y eficiencia, no por un gran crecimiento.

Los activos de Londres –personal talentoso de todo el mundo, facilidad para concretar negocios y participación de mercado- no han cambiado mucho desde junio, excepto por el hecho de que ahora son mucho más baratos en términos de moneda extranjera.

La libra ha caído a 1.11 contra el euro, en comparación con 1.36 de fines del 2015, lo que ofrece un ahorro instantáneo para un banco de la zona del euro que pague salarios y bonificaciones a londinenses.

Es cierto que el efecto monetario es el opuesto a la hora de traducir los ingresos en libras de nuevo a euros, pero para un banco como ING aún hay una oportunidad para reducir costos.

El banco quiere reducir los costos en unos 900 millones de euros al año. Trasladar algunas actividades de Bruselas y Ámsterdam generaría ahorros y simplificaría la operación, según analistas de KBC.

Existe el riesgo de un Brexit complicado, que podría llevar a los bancos del Reino Unido a perder su pasaporte al mercado único. Esa incertidumbre debería reducir el atractivo de Londres, que en la actualidad es el principal centro financiero del mundo, según el Índice de Centros Financieros Globales Z/Yen.

¿Entonces por qué ING priorizaría Londres en detrimento de otras ciudades como Bruselas y Ámsterdam? La respuesta es que las condiciones y consecuencias del Brexit aún están por verse, pero la presión sobre costos e ingresos ya está presente.

París y Fráncfort aún no han flexibilizado sus regímenes fiscales ni sus leyes laborales a los efectos de atraer empleos. La facilidad para contratar y despedir también cuenta, y Londres es más flexible en ese sentido.

La cantidad de empleados bancarios en el Reino Unido se redujo alrededor de 20% entre el 2007 y 2014, más que el 18% de Holanda y el 3.2% de Francia, según Bloomberg Intelligence.

Los organismos reguladores y los sindicatos también cuentan: los planes de reducción de empleos de ING han despertado una fuerte oposición en Bélgica, y los sindicatos piensan convocar a una huelga prolongada, según KBC.

Los partidarios más intransigentes del Brexit no deben tomar nada de eso como un indicio de que el Reino Unido florecerá tras el Brexit.

ING podría resultar una excepción. Los pesos pesados estadounidenses y globales en Londres con decenas de miles de empleados tendrán poco interés en contratar más. Pero es un indicio de que el destino de Londres como centro financiero no será una inmediata declinación.