(Bloomberg).- La población japonesa se está reduciendo, ha vuelto la deflación y la economía de la nación aún se encuentra estancada en un ciclo de crecimiento débil e intermitente. Y sin embargo, existe una serie de recursos ocultos y desaprovechados que podría explotar para tratar de librarse de este padecimiento económico.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) señala que mientras la demografía conspira en su contra, Japón aún cuenta con una gran riqueza en materia de capital humano, gracias a su gente altamente capacitada y educada. También hay capital latente e incluso invenciones no utilizadas que podrían usarse para aumentar el crecimiento.

Japón fue el líder mundial en volumen de patentes emitidas en el 2014, según la Organización Mundial de Propiedad Intelectual, con casi 300,000 patentes. Estados Unidos fue segundo, con casi 260,000, y China ocupó el tercer lugar. Sin embargo, pese a toda esa capacidad creativa, las compañías japonesas fueron mucho menos agresivas con nuevos productos y negocios innovadores.

"Si observamos los datos de patentes, veremos que hay muchísima innovación en Japón", dijo Yumiko Murakami, responsable de la oficina de la OCDE en Tokio. Pero existen riesgos en su comercialización, y la cultura japonesa no perdona los errores, agregó. "Tenemos que crear un contexto en el que correr riesgos sea algo atractivo".

Entretanto, las japonesas figuran entre las personas con mayor nivel educativo en el mundo, pero muchas dejan de trabajar para tener hijos y luego no regresan, o se reinsertan en empleos de baja remuneración y a jornada parcial.

Aunque ha habido cierto progreso en esta tendencia en los últimos años, aún existe una gran brecha respecto de los hombres y las mujeres de otras naciones desarrolladas. La ausencia de las japonesas del mercado laboral entre los 30 y los casi 50 años aproximadamente, que son los años por excelencia de la vida laboral, afecta sus oportunidades de progreso, reduce los ingresos y desperdicia el tiempo y el dinero invertido en su educación.

Lo mismo ocurre con los japoneses de más edad, cuya participación en el mercado laboral declina notablemente una vez que llegan a los 60 años, edad de jubilación obligatoria en numerosas compañías. Los japoneses se encuentran entre las personas más longevas del mundo y tienen aptitudes de escritura y cálculo superiores a las del promedio para las naciones desarrolladas. Para ellos, abandonar la fuerza laboral temprano, o jubilarse oficialmente y luego trabajar por menos salario, afecta sus ingresos para el resto de sus vidas y también perjudica el crecimiento en su conjunto.

El volumen de dinero no utilizado que guardan las empresas y bancos de Japón no es algo nuevo ni secreto, pero constituye un enorme recurso no explotado para la nación.

Los hogares tenían 920 billones de yenes (US$ 8.4 billones) de sus activos en efectivo o depósitos a fines de junio, el segundo nivel más alto registrado, y el efectivo y depósitos de las empresas alcanzó 242 billones de yenes, un récord absoluto.

Además, había 218.5 billones de yenes más en depósitos en los bancos japoneses que en préstamos a fines de octubre, y como las tasas para préstamos están tan bajas, esto constituye una gigantesca fuente de posible financiamiento, si hubiese gente dispuesta a tomar crédito.

Si Japón utilizase estos recursos, se podría "transformar radicalmente" la nación, dice Murakami. El mayor problema que enfrenta el país es cómo reformar la estructura de la economía para hacer uso de estos tesoros ocultos y desaprovechados. Esas reformas serán dolorosas, dice la funcionaria de la OCDE, pero si se pospone ese sufrimiento, la nación morirá.

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