Redacción Gestión

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Fráncfort (Reuters).- Otmar Issing, uno de los padres fundadores del euro y un ex economista jefe del Banco Central Europeo, dice que algunos estados no podrán ser capaces de permanecer en en el largo plazo, pero aseguró que Alemania estará mejor si continúa en el bloque.

En su libro "How we save the euro and strengthen Europe", que fue publicado esta semana y está escrito como un diálogo entre el economista alemán y un periodista, Issing sostiene que un colapso del euro podría tener consecuencias graves.

"Todo habla a favor de salvar a la . Está por verse cuántos países serán capaces de ser parte de ella en el largo plazo", dijo.

Consultado en el libro sobre cuán preocupado estaba por el futuro del euro, dijo: "Mucho más que lo que jamás hubiera imaginado".

Sin embargo, Issing dijo que "todavía estamos muy lejos de decir que esto es todo (que llegó el fin del euro)" y señaló que "estamos seguros de que ahora estamos avanzando". El economista alemán destacó además que "aún están pendientes reformas sustanciales en casi todos los países".

Issing fue uno de los pocos fundadores del euro que ha manifestado claramente los defectos del bloque monetario, y dijo que estaba entre aquellos que creían que la unión política debiese haber precedido a la unión monetaria, o al menos haberse creado al mismo tiempo.

Sin embargo, una unión política aún no se ha logrado, a pesar de que la gravedad de la crisis del bloque monetario llevó a los líderes de la zona euro a acordar en junio un impulso para una mayor integración, especialmente en el manejo de las finanzas públicas.

Issing dijo que cada vez entendía más que algunos realicen llamados a retornar a sus monedas nacionales, pero aseguró que sería una ilusión creer que , la mayor economía del bloque, estaría mejor con su propia moneda. "Ese no es el caso", sostuvo. "Incluso en su corta existencia, el euro ha sido más estable que el marco", dijo Issing.

"Uno debe concentrarse en llevar a que el euro vuelva a lo que estaba destinado a ser: una moneda estable, estabilizada por un banco central independiente que siga un mandato claro, nada más, y que los otros protagonistas, los gobiernos nacionales, especialmente hagan las tareas", dijo Issing.

Sin referirse explícitamente a Grecia, cuya insostenible carga de deuda provocó la crisis del bloque hace tres años, Issing dijo que era legalmente imposible marginar a un país de la unión monetaria, pero sostuvo que dar dinero a un gobierno que no cumple con las normas y las reformas pondría en riesgo la credibilidad del bloque y constituiría un mal ejemplo.

"Uno tiene que considerar si puede seguir dando dinero a un país que aún no ha cumplido con las obligaciones, que sigue siendo poco transparente", dijo el economista.

La crisis de deuda también ha afectado duramente a Irlanda, Portugal, España y Chipre, y está amenazando a Italia, la tercera mayor economía del bloque. Algunos ven ahora al (BCE) como la única institución capaz de realizar una intervención rápida y masiva.

Sin embargo, Issing dijo que dependía de los gobiernos nacionales resolver sus propios problemas y que no se puede confiar en mutualizar la deuda o en tener un BCE demasiado fuerte.

"La minoría de los políticos aborda las causas de los problemas y la mayoría dirige sus expectativas y demandas al BCE, que no está hecho para esto. Se trata de un banco central y no de una institución para rescatar a los gobiernos amenazados por la bancarrota", dijo Issing.

"Un banco central siempre actúa también como un prestamista de última instancia para el sistema bancario, pero no para rescatar a los gobiernos", agregó.