La mayor parte de la oferta nacional de prendas de vestir son confecciones sencillas de algodón. Esto haría que pueda adaptarse fácilmente a las nuevas demandas de ropa para el hogar y pijamas, que van en incremento en el mercado internacional, sostiene el Gremio de Indumentaria de la Cámara de Comercio de Lima (CCL).
Si bien proyecta una caída de las exportaciones de ropa del 30% para este año, debido a la afectación de los mercados internacionales, señala que la situación podría haber sido peor si no fuera por dichas características de la oferta peruana.
“Dentro de todo, lo bueno es que el Perú hace prendas casuales, de algodón o mezcla, que la gente usa dentro de casa. Si el Perú fabricara vestidos, ternos o ropa de noche, estaríamos en una situación muchísimo más complicada. Vemos que en el último mes se ha incrementado el interés de los clientes por la ropa cómoda y las pijamas, porque prevén que en su país el teletrabajo es una tendencia que tiene para rato”, indicó Luis Antonio Aspillaga, presidente del Gremio de Indumentaria.
De acuerdo con el representante gremial, el 80% de las exportaciones de prendas de vestir del país son polos. Por ello, en el nuevo contexto los confeccionistas utilizan los mismos insumos, pero elaboran cada vez menos camisas formales o prendas a la moda. La demanda de estas últimas se ha reducido de forma significativa por las medidas de aislamiento acatadas por la población de la mayoría de países del mundo.
“Antes nuestros clientes nos pedían casacas o prendas de vestir con lentejuelas, y ahora todo eso se está convirtiendo en ropa mucho más casual, más simple. Estamos usando los mismos materiales, pero las prendas son más casuales”, expresó.
Algo que también ha cambiado en la oferta nacional es la forma de atender los pedidos. En una situación normal, los confeccionistas preparaban cierta cantidad de prendas de vestir para la temporada, pero han dejado de hacerlo por temor a quedarse con el stock, pues hay mucha incertidumbre en el mercado. En cambio, ahora reciben los pedidos, los confeccionan tan rápido como pueden y los despachan. Las prendas se confeccionan con base en la necesidad del cliente y los esfuerzos se concentran en despachar con mayor rapidez, sostiene Aspillaga,
Desde que reinició sus actividades, el sector dedicado a la exportación se concentró en atender aceleradamente los pedidos que habían quedado pendientes desde meses atrás, pero esta actividad duró hasta julio y luego se sintió “un bajón” en la demanda.
No obstante, el presidente del gremio sostiene que en el país no se ha cortado la cadena de producción y esto ha permitido que los confeccionistas puedan finalmente cumplir con los pedidos realizados por los Estados Unidos, a diferencia de lo ocurrido con diversos países asiáticos, como la India y Bangladesh, donde la producción fue interrumpida.
Desde su punto de vista, esta diferencia contribuirá a incrementar la preferencia entre los empresarios de los Estados Unidos por los proveedores del Perú y otros países de América del Sur, al también tener en cuenta que en esta parte del mundo hay un mejor control de las condiciones laborales en las que operan las fábricas.
“Yo creo que la gente le va a poner cada vez más atención a los temas de sostenibilidad y respeto a los derechos humanos (en las fábricas). Muchos clientes nos están diciendo: queremos aumentar nuestra compra en Sudamérica porque no nos sentimos cómodos al comprarle a China”, añadió.