Ignacio Cueto, presidente de Latam Airlines.
Ignacio Cueto, presidente de Latam Airlines.

Una creciente competencia hace que sea difícil ser Latam Airlines. Después que un sindicato de tripulantes de cabina se en Chile el 10 de abril pidiendo mejores condiciones laborales, la compañía dijo que no podía acceder, aduciendo la creciente competencia en el mercado interno.


"Los operadores de bajo costo ofrecen menos beneficios que nosotros, y pagan menos que nosotros", dijo Ignacio Cueto, presidente de Latam. "Simplemente no podemos comprometer la rentabilidad de la empresa".


La huelga subraya una nueva realidad en el mercado de transporte aéreo de Chile y es posible que los operadores tradicionales requieran adaptarse, incluyendo reducir los costos de empleados para competir con las aerolíneas de bajo costo que están captando rápidamente participación de mercado.


"Los transportistas de bajo costo y los precios bajos llegaron para quedarse", dijo Cueto.


Cueto se refería a su rival SA, que comenzó a operar en el 2002 y ha estado operando como una compañía de bajo costo desde el 2013 -incluso contrató a un ex jefe de operaciones de RyanAir- y JetSmart, que comenzó a operar hace nueve meses y dice tener casi el 12% del mercado interno.


Los inversionistas no se han inquietado mucho con la huelga. Las acciones han bajado menos del uno por ciento desde que comenzó.


Latam no se ha quedado de brazos cruzados: desde que se completó la fusión de Lan Airlines con la brasileña Tam SA en el 2015, la compañía ha reducido la plantilla a aproximadamente 42,000 empleados desde más de 55,000, dijo Cueto.


Él no dijo que era el final de los despidos al ser consultado por periodistas. La compañía también opera sus vuelos domésticos en Chile como una línea de bajo costo, cobrando por maletas y comida.


El sindicato de tripulantes de cabina de Lan Express dijo que sus miembros estaban trabajando en exceso y mostrando síntomas de fatiga.


No solicitaron aumentos, sino un cambio en sus horarios de 10 días hábiles seguidos de 4 días de descanso, a 5 días de trabajo seguidos de 4 días de descanso y la devolución de otros beneficios que habían obtenido de la compañía. Latam no varió su posición y dijo que nadie en la industria obtiene ese tipo de condiciones de trabajo.


Después de 17 días, el sindicato dijo unilateralmente que pondría fin a la huelga y volvería a las condiciones de trabajo anteriores, ya que varios de sus miembros estaban regresando a sus labores de todos modos.


Latam sostiene que la huelga sigue vigente -que ha afectado a más de 400,000 pasajeros en Chile y está costando hasta US$ 1.5 millones diarios, según su presidente- mientras espera un anuncio de la Inspección del Trabajo.