Donald Trump en la mira de Robert Mueller. (Foto: Reuters)
Donald Trump en la mira de Robert Mueller. (Foto: Reuters)

El presidente Donald Trump tiene a la Organización Mundial del Comercio (OMC) tomada con una llave al cuello y Estados Unidos ha dejado en claro lo que quiere: no más fallos judiciales que interpretan las normas de la OMC en desventaja de Washington.

Trump efectivamente ingenió una crisis en el sistema de la OMC para resolver disputas globales, al vetar todas las designaciones de jueces en su cámara de apelaciones.

En línea con el estilo del presidente, su embajador en el organismo con sede en Ginebra, Dennis Shea, no tiene problemas con reducir la corte suprema del comercio mundial a un tamaño en el que tendrá dificultades para funcionar.

"Estados Unidos no está contento con ser complaciente en esta institución", dijo Shea a otros embajadores de la OMC este mes.

"Y la conducción que Estados Unidos traerá a la OMC en los próximos meses y años consecuentemente involucrará un buen grado de conversaciones francas y disposición a ser disruptivos, donde sea necesario, en interés de contribuir a una organización más fuerte, más efectiva y más políticamente sustentable".

Trump ha demostrado que está dispuesto a arriesgarse a una guerra comercial mundial al combatir cualquier tratado y práctica que él considera como injustamente desventajosos para las compañías y trabajadores de Estados Unidos, imponiendo aranceles sobre importaciones de acero y aluminio globalmente debido a una sobreproducción atribuida a China.

Desde su creación en 1995, los gobiernos han acudido a la OMC para la adjudicación de disputas comerciales internacionales. Si bien los fallos se pueden apelar, las decisiones tomadas por los jueces de su Órgano de Apelación son finales, y en última instancia se pueden usar sanciones contra los transgresores.

Las normas están lejos de ser perfectas o completas y la incapacidad de actualizarlas después de décadas de estancamiento en las negociaciones ha obligado a los jueces de la OMC a interpretarlas para un mundo cambiante.

Esto ha desatado la ira de Trump. "Perdemos los casos, no tenemos los jueces", dijo en febrero, describiendo a la OMC como "una catástrofe".

Los expertos comerciales disputan esto, diciendo que todos los países que acuden a la OMC tienen una tasa generalmente similar de victorias y derrotas. Mientras que un juez estadounidense tiene asiento en el Órgano de Apelación, la mayoría de los 164 miembros de la OMC carecen de un representante allí, notan los expertos.

El veto de Trump está reduciendo lo que debería ser un Órgano de Apelación de siete integrantes a medida que vencen los mandatos de los miembros. Para septiembre habrá cuatro puestos vacantes, dejando tres jueces, el número requerido para atender cada apelación. Si un juez debiera excusarse por algún motivo legal, el sistema fallaría.

Desde 1995, la OMC ha manejado más de 500 disputas y su membresía se expandió para cubrir alrededor del 95 por ciento del comercio mundial, que se ha triplicado con creces a alrededor de 18 billones de dólares por año solo en bienes.

Sin vuelta atrás
La administración de Trump ve una necesidad de limitar a unos jueces irresponsables que exceden su autoridad. Sin embargo, otros ven una amenaza sistemática y un deseo de regresar a los días previos a la OMC, cuando los países arreglaban las disputas con negociaciones - usualmente con triunfos de los más poderosos, más allá de los méritos del caso - en lugar de bajo normas internacionalmente acordadas.

Este año Trump ocasionó una indignación internacional con los aranceles a los metales y una amenaza tarifaria de US$ 150,000 millones contra China por supuestamente robar propiedad intelectual estadounidense.

Ambas iniciativas corren riesgo de enfrentar enredos legales en la OMC.

Pero inhabilitar al Órgano de Apelaciones no significaría simplemente una "vuelta atrás" a una era sin jueces, de acuerdo con el jefe de magistrados Ujal Singh Bhatia. En cambio, las disputas quedarían en un limbo si la parte perdedora apelara. Y con pocas perspectivas para poner en vigor las reglas, tendría poco sentido negociar nuevas normas.

"La parálisis del Órgano de Apelación proyectaría una sombra larga sobre la continuidad de las operaciones del sistema comercial multilateral en su conjunto", dijo Singh Bhatia.

Ocho apelaciones fueron presentadas desde el comienzo del 2017 y se esperan aún más, sostuvo, incluyendo una disputa sobre las reglas australianas para el control del tabaco, que es ampliamente vista como un caso testigo para la política sanitaria global.

Si bien Trump tiene un patrón de retirarse de acuerdos que no le gustan - como el del cambio climático y el de Irán - muchos diplomáticos de la OMC dicen que aún son optimistas de que Shea haga propuestas para mantener intacto el sistema de disputas.

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