Redacción Gestión

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(Reuters).- Grecia tendrá que recurrir a todas sus reservas de dinero restantes en el sector público unos 2,000 millones de euros para pagar los salarios de los funcionarios y las pensiones a fin de mes, según funcionarios del Ministerio de Finanzas.

Si no se alcanza un acuerdo de último minuto con sus acreedores, no tendrá dinero para pagar al Fondo Monetario Internacional (FMI) los casi 1,000 millones de euros que debe desembolsar en la primera mitad de mayo.

La lucha de Atenas para lograr fondos básicos muestra lo extremas que son las restricciones financieras para el primer ministro griego, Alexis Tsipras, en su intento de convencer a los escépticos acreedores extranjeros de que entreguen más ayuda financiera a su país.

Funcionarios de Grecia y sus prestamistas se reunirán mañana en Bruselas para una nueva ronda de negociaciones antes del encuentro clave de ministros de Finanzas de la zona euro que se celebrará el 24 de abril en Riga.

"Es el poco último dinero que le queda al estado griego", señaló a Reuters un alto cargo del Ministerio de Finanzas que pidió mantener el anonimato.

Funcionarios de la zona euro ya mostraron su escepticismo ante anteriores advertencias griegas acerca de sus arcas vacías, aunque reconocen que el momento de la verdad se acerca.

Durante meses, el Gobierno tomó prestado de muchas partes de la administración estatal, incluido el sistema de metro de Atenas, para pagar los sueldos y las pensiones de los trabajadores del sector público. Sin embargo, el final de esa práctica está más próximo.

Funcionarios del Ministerio de Finanzas aseguran que el balance monetario del Estado será negativo a partir del 20 de abril si el Gobierno no obtiene 2,000 millones de euros de los depósitos restantes en varios organismos públicos, incluido un puñado de fondos de pensiones y administraciones regionales.

Sin este dinero, al Estado le faltarán 1,600 millones de euros para hacer sus pagos a fin de mes.

La recaudación de impuestos, de unos 4,000 millones de euros mensuales, debería ayudar al Estado, pero la presión financiera no bajará, ya que Atenas enfrentará una nueva ronda de pagos el 12 de mayo, cuando deberá abonar 950 millones de euros al FMI y volverán los problemas con sus compromisos a nivel doméstico.

Tsipras confía en convencer a sus acreedores para que liberen los fondos necesarios para evitar un impago y una posible salida del euro. Para lograrlo, debe presentar planes detallados para reformar la economía, incluido el mercado laboral y el sistema de pensiones.

Hasta el momento, los prestamistas internacionales han considerado inadecuadas las ofertas atenienses.

Si no logra un acuerdo político con la zona euro la próxima semana, es probable que Atenas deba elegir entre pagar salarios y pensiones a sus ciudadanos o cumplir con el FMI.