Redacción Gestión

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(Reuters).- El primer ministro de Grecia, , dijo a los acreedores internacionales que podría aceptar su oferta de rescate si se modifican algunas de las condiciones, pero Alemania dijo que no se podía negociar porque los griegos van camino a realizar un referendo sobre los términos del acuerdo.

A cambio de acceder al acuerdo, el líder de izquierda, que hasta ahora instó a los griegos a rechazar los términos del rescate en un , pidió un crédito de 29,000 millones de euros para cubrir todos los pagos de su servicio de la deuda que vencen en los próximos dos años.

Mientras se formaban filas en muchos cajeros automáticos un día después de que se convirtió en la primera economía avanzada en incumplir la deuda del , surgían señales de que el suministro de billetes escaseaba, al tiempo que Tsipras enfrenta una presión política creciente para firmar un acuerdo.

Los mercados financieros globales reaccionaron con una calma llamativa al ampliamente anticipado default griego, reforzando la posición de los socios de línea dura de la zona euro que dicen que Atenas no puede usar la amenaza del contagio a los países de crédito más débil como pieza de negociación.

Tsipras pidió en una carta a los acreedores, a la que accedió Reuters, que mantengan un descuento para el impuesto al valor agregado sobre las islas griegas, que extiendan los recortes de gasto en defensa y aplacen la eliminación gradual de un suplemento de ingresos para los jubilados más pobres.

"Como notarán, nuestras enmiendas son concretas y respetan a cabalidad la solidez y credibilidad del diseño del programa general", escribió el líder griego.

Los ministros de Finanzas de la tenían previsto discutir el pedido griego en una conferencia telefónica a las 1530 GMT, pero la reacción inicial de los ministros y altos funcionarios fue que la carta contenía elementos que les costaría aceptar.

A la espera del referendoLa canciller alemana, , dijo que Grecia no había cumplido sus obligaciones. No excluyó sostener negociaciones adicionales pero descartó comenzarlas mientras Grecia se dirige al referendo.

"Antes del referéndum, no pueden tener lugar más conversaciones sobre un programa de ayuda", indicó.

No estaba claro si el referendo procedería después de que el ministro de Finanzas Yanis Varoufakis indicó el martes que no se llevaría a cabo si Atenas firma el acuerdo.

Aunque la carta de Tsipras estaba fechada el 30 de junio, llegó después de que los 19 ministros del Eurogrupo terminaran una conferencia telefónica el martes por la tarde. Un funcionario de la UE dijo que fue recibida a la medianoche, cuando venció el rescate del país al incumplir el pago al FMI.

"La República Helénica está dispuesta a aceptar este acuerdo a nivel de expertos sujeta a las enmiendas, incorporaciones o aclaraciones siguientes, como parte de una extensión del FEEF (Fondo Europeo de Estabilidad Financiera), que está cerca de expirar, y del Acuerdo de Crédito del Mecanismo de Estabilidad Financiera, para el cual se presentó hoy una solicitud", escribió Tsipras.

El ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schaeuble, arrojó agua fría a las esperanzas de una resolución veloz, diciendo que la carta había llegado demasiado tarde y que todavía no estaba claro qué era lo que quería Grecia.

Mal momento para jubiladosEn el tercer día de un cierre de los bancos, en muchos expendedores de dinero. Incluso con un límite para las extracciones de 60 euros al día, había señales de escasez de billetes. Los banqueros dijeron que faltaban billetes de 50 y 20 euros.

Unos 1,000 bancos en todo el país abrieron para permitir que los jubilados saquen una suma limitada de efectivo, ya que muchos ancianos griegos no tienen tarjetas de crédito o débito.

El partido gobernante Syriza empapeló Atenas con carteles llamando a votar por el "no". Pero las dificultades que enfrentan los jubilados se sumaron a la presión sobre Tsipras, quien indicó que renunciará si pierde el referendo.

La carta de Tsipras contenía solo una referencia muy general a la reforma del mercado laboral, que fue una de las demandas clave de los acreedores para hacer más competitiva a la , sin mencionar para nada las privatizaciones congeladas, otro punto álgido.

Tsipras sí aceptó implementar inmediatamente una serie de medidas recomendadas por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico que facilitarían hacer negocios.

Un sondeo de opinión mostró una ventaja de la oposición al rescate pero también que la brecha se había reducido significativamente por el efecto del cierre de los bancos y los controles de capitales.

La ausencia de pánico o contagio a otros mercados del euro contrastaba fuertemente con el 2011, cuando la crisis griega era percibida como una amenaza al futuro de la moneda única.

La situación alentaba a los más estrictos de los acreedores soberanos de Grecia, incluyendo a Berlín, que insistían en que Atenas había sido rodeada efectivamente por una serie de amortiguadores financieros y que su destino no socavaría la integridad del euro como hace cuatro años.

El ministro francés de Finanzas, Michel Sapin, que ha sido el mayor simpatizante de Grecia en la zona euro, dijo a la radio RTL: "El objetivo es hallar un acuerdo antes del referendo si es posible (…) pero es terriblemente complicado".