(Foto: Bloomberg)
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La Primera ministra de Escocia, Nicola Sturgeon, presentó este lunes las grandes líneas de un informe de su gobierno sobre el impacto que tendrá el sobre la economía escocesa, y según el cual le costaría hasta 8,5% de su PBI.

"Este análisis muestra que ninguna de las opciones es tan benéfica como la de permanecer en la Unión Europea (UE)" declaró la dirigente escocesa. "Sin embargo, la opción menos dañina, y de lejos, sería seguir en el seno del mercado único" de la UE, subrayó.

Escocia, que junto a Inglaterra, País de Gales, e Irlanda del Norte integra el Reino Unido, votó mayoritariamente contra el en el referéndum de junio de 2016 en el que se decidió la salida de Reino Unido de la UE.

Esa divergencia ha avivado las veleidades independentistas del gobierno de Sturgeon.

"Garantizar nuestra posición en el interior de ese mercado será la prioridad del gobierno escocés en la segunda fase de las negociaciones", que se abrirá con Bruselas en marzo, agregó.

Según este estudio, el PBI escocés se vería fuertemente degradado por el Brexit, aunque a niveles diferentes según la futura relación comercial de Londres con los 27 de la UE.

Si no se llega a un acuerdo comercial, el PBI escocés de 2030 sería inferior en un 8.5% al esperado en caso de que Reino Unido permaneciera en la UE.

La pérdida sería de 6.1% en caso de acuerdo comercial de libre comercio Londres-UE, y de 2.7% si Escocia sigue en el mercado único.

Según el primer escenario, el más nefasto económicamente, el Brexit costaría 2,300 libras (US$ 3,150) por año y persona en Escocia, es decir, en total a toda la región en 2030, unos 12,700 millones de libras.

Al revelar este estudio, la primera ministra escocesa toma la dirección contraria del gobierno británico de Theresa May, que ha eludido publicar cualquier análisis sobre el impacto del Brexit. Sturgeon ha acusado precisamente a May de "no cumplir fundamentalmente con su deber".

Batalla a distancia
Sturgeon recordó asimismo que los escoceses votaron en 62% por quedarse en la UE en junio de 2016, mientras que el conjunto del Reino Unido optó por el Brexit con 52%.

Este resultado la condujo a exigir un acuerdo de salida que previera una derogación que permitiera a Escocia seguir en el mercado único.

El domingo Nicola Sturgeon había anunciado que decidiría antes de fin de 2018 -cuando las condiciones del Brexit estén más definidas- si organiza o no un segundo referéndum sobre la independencia de Escocia. En un primer referéndum, en septiembre de 2014, el No a la independencia se impuso con un 55% de los sufragios.

El gobierno escocés prepara además otra batalla respecto al Brexit con el gobierno británico, sobre su proyecto de ley de retirada de la UE que aún debe ser debatido esta semana en el Parlamento de Londres.

Este proyecto prevé integrar en el derecho británico parte de las leyes europeas, y el gobierno escocés teme que Londres acapare competencias que hasta ahora le correspondían, por ejemplo sobre la pesca.

Sin embargo, este texto debe ser aprobado asimismo por el Parlamento escocés, lo cual es poco probable, pues este legislativo está dominado por el Partido nacionalista escocés (SNP) de Sturgeon.

Anticipando un eventual desacuerdo, el ejecutivo escocés elabora actualmente su propio proyecto de ley que prevé, en sus ámbitos de competencia, "congelar las leyes europeas" en el derecho escocés en la fecha del Brexit, "para garantizar que esas normas sigan siendo operativas".