Misión realizada por el FMI en Perú se desarrolló entre el 18 y el 29 de enero de 2021. (Foto: GEC)
Misión realizada por el FMI en Perú se desarrolló entre el 18 y el 29 de enero de 2021. (Foto: GEC)

El Fondo Monetario Internacional (FMI) publicó este viernes un informe tras una misión realizada en Perú entre el 18 y el 29 de enero de 2021, en el cual analiza la evolución del país tras la pandemia del y se recomienda tres ejes para impulsar un programa de reformas.

El documento señala que la pandemia del coronavirus ha afectado significativamente al Perú durante el año pasado, en tanto al inicio de la pandemia, la capacidad limitada del sistema de salud obligó a las autoridades a imponer medidas muy rigurosas de confinamiento.

“Debido a la gran cantidad de sectores de contacto intensivo y la capacidad limitada de teletrabajo, las medidas de contención del virus frenaron la economía, causando una profunda recesión a pesar de las fuertes políticas de estímulo. Sin embargo, las medidas tomadas no pudieron detener la expansión de los contagios. Esto, sumado a las debilidades del sistema de salud, provocó un grave aumento de la tasa de mortalidad, una de las más altas del mundo”, señala.

Agrega que las infecciones comenzaron a aumentar nuevamente en enero de 2021 y la cantidad de fallecimientos adicionales subió a niveles no vistos desde mayo de 2020. La capacidad del sistema de salud está volviendo a saturarse y las autoridades están tomando medidas específicas para contener las infecciones con un impacto más limitado de la actividad económica.

En esa línea, indica que si la emergencia sanitaria logra controlarse hacia finales de marzo, las restricciones podrían volver a flexibilizarse gradualmente en el segundo trimestre y la actividad económica podría recobrar dinamismo impulsado por la demanda interna, en un contexto de términos de intercambio históricamente favorables.

Con estos supuestos, el FMI señala que el crecimiento del PBI alcanzaría 8.5% en 2021,

Programa de reformas

En cuanto a las recomendaciones en materia de políticas macroeconómicas, el organismo internacional señaló que las prioridades en el programa de reformas de Perú deben tener en cuenta las importantes fragilidades estructurales que han quedado expuestas por la pandemia.

Indica que las debilidades en el sector de la salud contribuyeron a una alta letalidad, lo que hizo necesario tomar medidas de contención más rigurosas que afectaron gravemente al crecimiento económico. “La pobreza, la baja inclusión financiera, el alto grado de informalidad y la inestabilidad política menoscabaron los esfuerzos de las autoridades para llevar alivio a los hogares y frenar los contagios”, señala el informe.

Agrega que el bajo grado de digitalización, sumado a la gran proporción de sectores de contacto intensivo y la capacidad limitada de teletrabajo, agravó el impacto económico del confinamiento. En este contexto, una estrategia de múltiples frentes para resolver estas fragilidades debe enfocarse en:

a) Aumentar la productividad, incluso mejorando la salud y la educación, potenciando la infraestructura, facilitando la redistribución de la mano de obra y mejorando el clima de negocios, en línea con el Plan Nacional de Competitividad y Productividad lanzado en 2019. Si bien la nueva ley de promoción agrícola y sus reglamentos eliminan gradualmente los incentivos fiscales para crear igualdad de condiciones, deben preservar la flexibilidad de los contratos de trabajo, que ha sido un elemento fundamental del éxito del sector agroexportador.

b) Aumentar la protección social al tiempo que se reducen los incentivos a la informalidad creados por el sistema de beneficios tributarios. La inversión en salud, educación y seguridad social adecuada, incluido el sistema de pensiones, es fundamental, pero la adopción de un sistema de salud universal debe estar acompañada de medidas que reduzcan su impacto adverso en los incentivos.

c) Fortalecer la gestión de gobierno . Mayor transparencia en el sector público, incluso a nivel local, y la aplicación de políticas anticorrupción, mejorarían el clima de negocios. En este sentido, sería importante que las Oficinas de Integridad Institucional recientemente creadas cuenten con recursos suficientes y capacitación adecuada.

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