FAO
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La bajada de los precios internacionales de los alimentos podría abaratar las importaciones de esos productos en los países más pobres, señaló la Organización de la para la Alimentación y la Agricultura ().

La agencia prevé que las compras de alimentos a nivel mundial sumen US$ 1,467 billones (1,286 billones de euros) en el 2018, 3% más que el año anterior.

En un nuevo informe, la FAO sostiene que la caída de los precios internacionales del , el té, el cacao y el azúcar está reduciendo los costes de importación, si bien están aumentando los de transporte.
Además, el abaratamiento del azúcar está compensando el mayor coste que supone importar hortalizas y cereales en los países más pobres y con déficit de alimentos.

Con una producción y unas reservas de alimentos abundantes, los precios internacionales se mantienen bajo control, aunque existen otros factores que pueden incrementar la incertidumbre como la meteorología errática, las políticas comerciales y los tipos de cambio, según la FAO.

El fortalecimiento del dólar es, de hecho, "motivo de seria inquietud" en los países menos desarrollados, pues ven reducida su capacidad de compra en los mercados mundiales, dominados por la moneda estadounidense.

En el último año, casi todos los países pobres que importan alimentos por más de US$ 1,000 millones anuales vieron disminuir el valor de su moneda frente al dólar, lo que revirtió el ahorro obtenido por la caída de los precios internacionales.

El informe se centra en los mercados de yuca, cuya producción mundial aumentará a 277 millones de toneladas en el 2018, una lenta subida de 0.5% anual que contrasta con las dos décadas anteriores de rápida expansión.

Esa desaceleración se debe sobre todo a la incertidumbre en el Sudeste Asiático, concretamente entre los pequeños productores que exportan a China, país inmerso en un cambio de modelo por lo que está vendiendo importantes reservas de maíz, el principal competidor de la yuca en la producción de energía y piensos.

Mientras, los precios del café son actualmente 45% más bajos que en el 2011, una caída prolongada por el exceso de oferta que preocupa a los países exportadores y a los cerca de 25 millones de pequeños agricultores que son responsables del 80% de su producción global.

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