Redacción Gestión

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Bruselas (Reuters).- Los países europeos que están planificando un impuesto a las están listos para reducir drásticamente el gravamen, recortando la carga impositiva hasta un 90% y aplazando su vigencia plena, lo que constituiría una gran victoria para los bancos.

Tales cambios radicales mellarían el impacto del impuesto que ha sido impulsado por la canciller alemana y encontró una buena buena acogida entre los votantes, que culpan a los bancos por la crisis financiera.

Las revisiones aún deben ser propuestas formalmente pero fueron adelantadas a Reuters por funcionarios que trabajan en el proyecto.

Los bancos han presionado ferozmente contra el impuesto, que será exigido por , y otros nueve estados europeos. También fue legalmente cuestionado por Gran Bretaña, que no se unirá al impuesto pero teme verse obligada a recaudarlo en representación de otros estados de la UE.

Según el modelo más reciente, la tasa estándar para las operaciones con bonos y acciones podría caer a apenas un 0.01% del valor de la transacción, desde el 0.1% que figuraba en el borrador original redactado por Bruselas.

Eso recaudaría solo unos 3,500 millones de euros, en lugar de los 35,000 millones previstos inicialmente, dijo un alto funcionario.

Además, el impuesto podría ahora introducirse más gradualmente: en lugar de aplicarlo a las operaciones en acciones, bonos y algunos derivados a partir del 2014, podría aplicarse el próximo año sólo a las acciones. Las operaciones de bonos no serían gravadas durante dos años, y las de derivados más tarde aún.

La podría ser descartada totalmente si, por ejemplo, lleva a los operadores a trasladar los acuerdos al extranjero para evitar pagarlo. Los partidarios del impuesto dicen que los cambios lo tornarían inefectivo.

"Hoy día, la pregunta es si la palabra de la canciller (Merkel) tiene algún valor o si la coalición de la centroderecha ha sido doblegada por la presión del sector financiero", dijo a Reuters Juergen Trittin, el líder político alemán de los Verdes.

El Impuesto a las Transacciones Financieras (FTT) resucita una idea concebida originalmente por el economista James Tobin hace 40 años, y ha sido un símbolo importante para los políticos para demostrar que están enfrentando a los bancos, a los que se culpa por provocar la crisis financiera.

Pero su implementación ha enfrentado tanto desafíos prácticos como obstáculos políticos. "Todo esto deberá ser cambiado bastante", dijo uno de los funcionarios, que ha seguido muy de cerca las negociaciones sobre el gravamen, acordado en octubre pasado y redactado por la Comisión Europea. "No va a sobrevivir en su formato actual", agregó.