El estancamiento económico que sufre Latinoamérica y su repercusión en el gasto social de los países pone en peligro los avances que ha hecho la región en materia de igualdad de género, alertó la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

“La región está creciendo menos, a la vez que se incrementan las desigualdades y la pobreza aumenta. Todo esto plantea una situación compleja en lo que respecta al gasto social y, sobre todo, a las políticas que repercuten en la vida de las mujeres”, dijo la secretaria ejecutiva del organismo de la ONU, Alicia Bárcena.

La región latinoamericana creció solo un 0,1 % el año pasado, lastrada principalmente por la situación de sus tres grandes economías: México, Brasil y Argentina.

Las proyecciones de crecimiento para este año, si bien mejoran con respecto a las cifras de 2019, no son muy prometedoras. La Cepal estima que el crecimiento en Latinoamérica podría llegar hasta el 1,3 %, lo que situaría al período 2014-2020 como el de menor crecimiento para la región en las últimas siete décadas.

“Casi todos los países están bajo tremendos ajustes fiscales y recortes muy importantes en sus presupuestos”, aseguró Bárcena durante la presentación del informe “La autonomía de las mujeres en escenarios económicos cambiantes” en el marco de la XIV Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe.

La conferencia, que se celebra del 27 al 31 de enero en la capital chilena, reúne a una decena de ministras del ramo de la región y a representantes de la sociedad civil y está considerada la cita más importante de la región en materia de igualdad de género.

Para la secretaria general, la región ha hecho “importantes avances” en los últimos años, pero no los suficientes: “Los motores y niveles de crecimiento en la región no han sido suficientes para crear las condiciones favorables para lograr mayor autonomía económica de las mujeres y superar las brechas de género en el mercado laboral”, agregó.

Alta dependencia económica de la mujer

El número de mujeres sin ingresos propios se redujo del 41 % en 2002 al 27,5% en 2018, sin embargo, este último porcentaje sigue siendo superior al de los hombres en la misma situación (13,1%) e implica que cerca de un tercio de las mujeres de la región depende totalmente de otros para su subsistencia, según el documento.

A esto se suma el hecho de que las mujeres están sobrerrepresentadas en la población en situación de pobreza y que el promedio regional del índice de feminidad de los hogares en situación de pobreza subió de 105 mujeres por cada 100 hombres en 2002 a 113 mujeres por cada 100 hombres en 2018.

Las mujeres, por el contrario, están subrepresentadas en los campos de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, lo que limita sus posibilidades de una mejor inserción económica y un menor acceso al crédito.

El informe indica que el monto total de crédito vigente de las mujeres equivale a un 57 % del monto de los hombres en el caso de Chile, a un 67 % en el caso de Costa Rica y a un 59 % en el caso de Guatemala.

“Aquellos países con menores niveles de pobreza tienen mayores índices de feminización de la pobreza, como Chile, Uruguay, Costa Rica o Panamá. No basta con bajar la pobreza si no lo hacemos con un enfoque de género”, indicó Bárcena, quien urgió además a acelerar la implementación de políticas públicas que reconozcan el trabajo doméstico y de cuidado no remunerados y que promuevan la corresponsabilidad.

Según el informe, las mujeres de la región dedican diariamente el triple del tiempo que los hombres al trabajo doméstico y de cuidados no remunerados.

“Debe analizarse la interacción entre las políticas macroeconómicas, productivas, de innovación, climáticas y de empleo con las políticas de cuidados, de educación, de migración, de salud y de erradicación de la violencia contra las mujeres, y avanzar para superar estos desafíos de forma conjunta”, concluyó la secretaria.

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