(Bloomberg) La economía española ha tardado una década en recuperar la producción perdida tras su peor crisis de la historia moderna, pero las heridas están lejos de sanar.

Mientras que este trimestre el producto interno bruto va rumbo a alcanzar finalmente el nivel registrado en 2007, el empleo ha caído casi 12 por ciento, los salarios siguen siendo moderados y la desigualdad social ha aumentado incluso mientras el país extiende una recuperación de cuatro años.

Para apoyar su recuperación, España, como parte de la zona del euro, tuvo que sufrir una devaluación interna a través de salarios más bajos, junto con leyes laborales más flexibles. Como resultado, los salarios en relación con el PBI han caído al menor nivel desde 1995.

Esto significa que las familias de ingresos medios que dependen de sus pagos mensuales han estado bajo presión financiera, mientras que los hogares ricos en activos se han mantenido firmes.

Aunque el ingreso de los hogares se recuperó por primera vez en siete años en 2016, sigue estando más de 10% por debajo de los niveles observados al final de la última década. Las familias se sienten presionadas y han reducido las inversiones y consumido sus ahorros.

La mayor preocupación sigue siendo el mercado laboral, incluso a medida que la creación de puestos de trabajo se acelera.

El empleo todavía está muy por debajo de los días brillantes de hace una década, cuando un auge de la construcción redujo la tasa de desempleo a un mínimo récord de 8%. La tasa de desempleo en España es ahora del 17,8 por ciento, frente a un máximo del 26.3% en 2013.

Algunos pueden apuntar a una caída en el gasto público en subsidio por desempleo (paro) como una buena noticia. Pero la razón subyacente está lejos de ser alentadora. Los pagos se restringen después de que una persona pasa más de dos años sin trabajo.

Hay 1,5 millones de españoles que se ajustan a esa descripción y casi la mitad de los desempleados del país no reciben ayuda gubernamental. Muchos están en desventaja porque cargan con destrezas y educación obsoletas y corren el riesgo de quedar perpetuamente desempleados.