Redacción Gestión

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Madrid (Reuters).- El Gobierno español anunció una batería de medidas para realizar un ajuste presupuestario en los dos próximos años y medio de 65,000 millones de euros, el mayor en la historia de la democracia española, con el fin de alcanzar las ambiciosas metas de reducción del déficit público.

En una intervención con tintes dramáticos, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, desglosó una serie de medidas que siguen y que, según reconoció, le resultaban incómodas.

"Tenemos que salir de este atolladero y necesitamos hacerlo cuanto antes (…) Tanto si nos gusta como si no nos gusta. Dije que bajaría los impuestos y los estoy subiendo. No he cambiado de criterio pero han cambiado las circunstancias y tengo que adaptarme a ellas", dijo Rajoy en una intervención en el Congreso de los Diputados para presentar los pactos de las recientes cumbres europeas.

Analistas consultados señalaron que la nueva dieta a la que someterá la economía española responde a las exigencias de la Comisión Europea tras las concesiones en materia de consolidación fiscal y ayuda al sistema financiero.

"Es una demostración clara de la condicionalidad macroeconómica que hemos tenido que aceptar", dijo Santiago Sánchez Guíu, coordinador de Economía del Instituto Flores de Lemus de la Universidad Carlos III, quien dijo que las nuevas medidas tienen un componente más coyuntural que estructural.

Entre los ajustes anunciados por Rajoy se encuentran gran parte de las medidas que pide Bruselas – que acaba de relajar los objetivos de déficit público y ha realizado concesiones a España con relación al rescate bancario -, como el alza del IVA, la eliminación de la desgravación de vivienda, el recorte de las condiciones laborales de los funcionarios, la liberalización y privatización de servicios públicos y la rebaja en las cotizaciones sociales.

Además, la presentación de un plan a tres años responde a la insistencia de Bruselas de que España necesita un plan de ajustes y reformas creíble a medio plazo.

La Comisión Europea respondió al nuevo paquete con satisfacción, mientras el principal sindicato de funcionarios llamó a paros en julio y agosto y dijo que no descarta convocar una huelga en septiembre.

Rajoy culpó de los "sacrificios" que tendrán que realizar los españoles a la gravedad de la situación de España, sumida en una dura recesión tras el estallido de la burbuja inmobiliaria, a la herencia recibida del anterior Gobierno socialista y a las exigencias de los socios europeos.

"Los excesos del pasado se pagan en el momento presente", dijo en su discurso, que se vio interrumpido en numerosas ocasiones por los abucheos de partidos de la oposición y aplausos de sus correligionarios.

"Duele que los ingresos se reduzcan y que los impuestos suban, pero hemos de hacerlo porque gracias a estos sacrificios individuales podremos salvar lo que compartimos", dijo.

Esta semana, Bruselas amplió en un año, hasta 2014, el plazo para que España reduzca a menos del límite del 3% su déficit público, con unos objetivos que se sitúan ahora en el 6.3% para 2012 (desde el 5.3% previsto anteriormente), del 4.5% en 2013 (3%) y el 2.8% en 2014. En 2011, el déficit público fue del 8.9%.

España ya había dado a conocer hasta el momento recortes de gastos y alzas de ingresos con los que pretendía reducir el desequilibrio fiscal en 48.500 millones de euros, divididos entre el Estado, las Comunidades Autónomas y los ayuntamientos.

Además de complacer a los socios de la eurozona, el Ejecutivo de Rajoy trata de recuperar la credibilidad y facilitar el acceso a los mercados, en un momento en el que la prima de riesgo se mantiene cerca de los máximos históricos desde la introducción del euro.

En este sentido, el mandatario español lanzó un nuevo mensaje a sus colegas europeos pidiendo que se materialicen rápidamente los acuerdos del último Consejo Europeo para contener el ataque a España en los mercados de deuda. "Los acuerdos políticos exigen un cumplimiento rápido y completo para que los mercados reaccionen favorablemente", pidió Rajoy.

A las 1245 horas, el diferencial de la deuda española a 10 años frente a su equivalente alemán se situaba en los 540 puntos, varios puntos por debajo de la sesión previa. Mientras, el bono español de referencia a 10 años se situaba en el 6.7%, aún cerca del nivel crítico del 7%, por encima del cual se considera que un país está en posición de necesitar un rescate.