AFP.- La continuará con su ímpetu en el 2017, con un crecimiento por encima del 3% del Producto Bruto Interno (PBI) y de la media europea, ayudada por los bajos intereses, los salarios moderados y un turismo floreciente, según su banco central.

El Banco de España preveía hasta ahora una ligera ralentización con un crecimiento de 2.8% tras dos años a 3.2%. Pero finalmente mejoró su pronóstico para el 2017 al 3.1% en la línea de la estimación gubernamental de "alrededor de 3%".

Tras la dura crisis sufrida entre finales del 2008 y 2013, España se sitúa claramente por encima de la media de la zona euro, para la que el Banco Central Europeo (BCE) prevé un crecimiento de 1.9% en el 2017.

La coyuntura es más favorable debido a "la mejora de las perspectivas de los mercados mundiales, particularmente en el corto plazo", y "los niveles más reducidos de los precios del petróleo y los menores tipos de interés", justificó el banco.

Como señala Alfredo Pastor, economista en la IESE Business School, España se aprovecha de la política monetaria del BCE, que mantiene al mínimo las tasas de interés más tiempo del esperado.

"Sin los tipos de interés bajaría seguramente el crecimiento en la zona euro, las exportaciones y a lo mejor la demanda interna también".

Caída del desempleoSegún las proyecciones del Banco de España, el crecimiento seguirá impulsado por las exportaciones de bienes y servicios (6.9%), especialmente gracias al turismo, pilar de la economía que aporta más de un 10% del Producto Bruto Interno (PBI).

"Se espera un año turístico extraordinariamente bueno", afirma Pastor.

Se trata de un sector "que crea mucho empleo, un empleo no muy bueno, pero mucho empleo", insiste.

La todavía elevada tasa de paro de 18.7% en el primer trimestre, la segunda cifra más alta de la zona euro retrocede rápidamente desde el 2014, a un ritmo de 500,000 nuevos empleos anuales.

De rozar el 27% de la población activa en el 2013, el desempleo debería bajar a 16.5% a finales del 2017, a 14.7% a fines del 2018 y a 13.2% a culminar el 2019, de acuerdo con el Banco de España.

La institución cuenta con la creación de empleo pero también con el envejecimiento de la población y la consecuente reducción de la población activa.

Una caída del paro que conlleva un repunte del consumo. "Es lo típico de la salida de una crisis: la gente se ha quedado sin comprar muchas cosas, coches, pisos", dice Pastor.

De hecho, el Banco de España señala que 2.5 puntos de los 3.1 de crecimiento están ligados a la demanda interna.

La inversión en los bienes de equipo (3.6%) y la construcción (4%), que repuntan tras su hundimiento por el estallido de la burbuja inmobiliaria en el 2008, también se benefician de ello.

Salarios bajosEn su explicación, el banco central destaca las "ganancias de competitividad" del país, un arma de doble filo según los analistas.

Juan Antonio Maroto, profesor de economía en la Universidad Complutense de Madrid, señala que una gran parte de la industria española practica la "reelaboración".

En la automoción, por ejemplo, "se importan piezas de las matrices automovilísticas para ensamblarlas en España y exportarlas".

"La competitividad española, desgraciadamente, se sigue basando sobre lo que se ha llamado devaluación interna", la bajada de los costes laborales, asegura.

Las reformas laborales aprobadas en los últimos años flexibilizaron el empleo y facilitaron los despidos.

Esto "ha motivado un temor en las empresas a negociar incrementos salariales por la amenaza del despido. Y provocado que los ingresos subieran pero los salarios no", opina Maroto.

"En comparación con el pasado reciente, el ritmo de crecimiento del consumo en los hogares experimentaría una moderación progresiva", predice el banco central.

La tendencia podría verse acentuada por la inflación, superior a 2% desde principios de año, aunque el Banco de España pronostica su desaceleración.

Del mismo modo, la ralentización económica inicialmente prevista en 2017 debería producirse en el 2018 y 2019, con crecimientos de 2.5% y 2.2%, respectivamente.

Lo que supondría un retorno progresivo a la media de la zona euro, que debería crecer 1.8% y 1.7% en estos años, según el BCE.