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Transparencia y velocidad en el gasto públicoPor Enrique Cornejo RamírezEconomista y exministro de Transportes y Comunicaciones

En un artículo publicado en el Diario Gestión (18.05.2012) sostuvimos que el rumbo económico del gobierno del presidente Ollanta Humala era bueno pero la velocidad estaba muy lenta. Algunos analistas han señalado al respecto que velocidad en puede dar lugar a poca transparencia y sospechas sobre la buena gestión de los recursos públicos.

Insistimos en el tema porque lo consideramos vital para darle mayor sostenibilidad económica, social y política al crecimiento económico y . Sostenemos que es posible gestionar los recursos públicos con velocidad, con eficiencia y cumpliendo la ley con transparencia.

La velocidad en el gasto público no es un tema accesorio: necesitamos gastar los recursos públicos y –cuando así corresponda- autorizar el uso de los recursos privados rápidamente para "calzar" los "tiempos políticos" (del Gobierno Nacional, Regional y Local así como del Parlamento) con los "tiempos sociales"; la población ya no cree más en promesas generalmente incumplidas ni en proyectos que nunca se lograron culminar –y, a veces, ni empezar- de carreteras, obras de agua y saneamiento, electrificación, etc.

Necesitamos también actuar con velocidad en un contexto de crisis económica mundial en la que los inversionistas están buscando destinos adecuados para sus capitales y existen oportunidades que no debemos dejar pasar pues no se repetirán en el futuro. Finalmente, debemos actuar con velocidad porque es obligación de los funcionarios públicos actuar con celeridad para un mejor uso de los impuestos pagados por las empresas y ciudadanos en general.

La velocidad requiere conocimiento y decisión política. Muchas veces la lenta marcha del gasto público obedece al temor de tener en el futuro problemas con Contraloría y estar sujetos a denuncias de todo tipo. ¿Por qué temer si se está actuando adecuada, transparentemente y en el marco de la legislación?. La ley debería proteger también al funcionario público eficiente y honesto y no sólo estar diseñada para sospechar de todo el mundo y sancionar a quienes cometan irregularidades. La velocidad es importante, asimismo, porque cuesta más el demorarse en la decisión y le cuesta más al ciudadano, no al Gobierno en sí mismo.

Obras públicasAlgunos ejemplos. Se ha decidido lanzar primero el concurso para los estudios de la Línea 2 del Tren Eléctrico (o Metro) de Lima y Callao y luego el concurso para la correspondiente construcción y operación. Nos parece un error: la ley permite recurrir al sistema de "concurso-oferta" por medio del cual se pueden lanzar, en el mismo concurso, estudios, obra y operación.

Sin dejar de hacer ningún estudio se va trabajando paralelamente en aquello que ya cuenta con expediente técnico. ¿El resultado?, se ahorra entre dos y tres años por lo menos para que el ciudadano vea la obra ya terminada y la pueda usar. Según estimaciones de AFIN, anualmente los ciudadanos de Lima y Callao dejamos de recibir o gastamos cerca de US$ 3,900 millones por no tener un sistema integral de transporte rápido y masivo (sólo considerando un galón de combustible adicional y una hora más de trayecto diario debido al caos de transporte que tenemos). ¿Cuál es el ahorro por la demora? Ninguno, la obra nos cuesta más a todos.

De otro lado, se han retrasado la convocatoria a concursos para la construcción de líneas de transmisión eléctrica que completen el sistema interconectado nacional (especialmente con la Amazonía), también están retrasados los gaseoductos regionales y los procesos de promoción de la inversión privada en nuevas hidroeléctricas. ¿El resultado?. Ya estamos empezando a hablar de una demanda de energía no satisfecha para períodos cercanos. Se ha anunciado, asimismo, que el proyecto de conservación y mantenimiento de carreteras denominado "Proyecto Perú" (mediante el cual se construyen vías con pavimento económico que ayudan a crear "paz social" mientras se terminan los estudios definitivos) ya no será considerado como "gasto corriente" y, por lo tanto, tendrá que pasar por los "filtros" del SNIP (Sistema Nacional de Inversión Pública). Se trataría de un error más que paralizará este eficaz modo de conciliar la ingeniería y la economía con la estabilidad social y política.

El tema debe llevar a reflexión al Gobierno en sus diferentes instancias y a los analistas que deben mostrar mayor coherencia en sus planteamientos. Los tiempos actuales requieren eficiencia y transparencia en el gasto público, pero también velocidad, no son conceptos contradictorios.