Tokio (Reuters).- solicitó un arbitraje internacional para impedir que su socio venda su unidad de microprocesadores sin su consentimiento, lo que podría desbaratar una inyección de capital muy necesaria para el conglomerado japonés.

Ambas compañías operan conjuntamente la principal planta de semiconductores de Toshiba, pero Western Digital no es el postor favorito para el segundo productor de chips NAND más grande del mundo, tras haber presentado una oferta mucho menor que las de otros interesados, dijo una fuente con conocimiento del asunto.

Una batalla legal podría retrasar o poner fin a una licitación que busca recaudar unos US$ 18,000 millones y que ha atraído a interesados como la firma de capital privado KKR&Co LP, la taiwanesa Foxconn y el fabricante estadounidense de microprocesadores Broadcom.

Toshiba depende de esta venta para cubrir un agujero de miles de millones en dólares por excesos de costos en su unidad nuclear estadounidense Westinghouse, que se declaró en quiebra. La firma japonesa registró una pérdida neta anual de 950,000 millones de yenes (US$ 8,400 millones) y tuvo un patrimonio neto negativo de 540,000 millones de yenes, dijo el lunes en un comunicado de resultados no auditados.

Después de meses de agrias relaciones, Western Digital inició procedimientos de arbitraje ante la Cámara de Comercio Internacional, exigiendo a Toshiba revertir su decisión de poner sus activos de empresa conjunta en una unidad recién formada Toshiba Memory y detener cualquier venta sin el consentimiento de Western Digital.

"Los esfuerzos de Western Digital para lograr una resolución no han tenido éxito hasta la fecha, por lo que creemos que la acción legal es en estos momentos un próximo paso necesario", dijo su presidente ejecutivo, Steve Milligan, en un comunicado.

En tanto, el presidente ejecutivo de Toshiba, Satoshi Tsunakawa, dijo en una conferencia de prensa que el reclamo era infundado y que la empresa seguirá adelante con la venta y que mantiene su plan de completar la segunda ronda de ofertas el viernes.

"Haremos esfuerzos para convencer a los licitadores de la legitimidad de la venta de la unidad de microprocesadores y borrar sus preocupaciones", dijo la empresa japonesa, que sostiene que ninguna de las partes puede bloquear un cambio de control por parte del otro socio.