El grupo bancario estadounidense está en proceso de devolver decenas de millones de dólares que cobró por productos complementarios como seguros o servicios legales a cientos de miles de cuentas, informaron hoy medios locales.

Según The Wall Street Journal, que cita a personas relacionadas con el tema, el banco cobró durante años tarifas mensuales a sus clientes por docenas de productos que no entendían o no sabían usar.

La Oficina de Protección Financiera del Consumidor está investigando el asunto, que se ha enfocado en determinar principalmente si los clientes fueron engañados, su conocimiento de los productos y su capacidad para cancelarlos.

A mediados del 2017, la entidad financiera dejó de vender estos productos adicionales y están en proceso de notificar a los clientes.

Algunos de esos productos, agrega el Journal, se cancelan inmediatamente mientras que otros se renuevan una vez expiran.

Una portavoz de Wells Fargo, Catherine Pulley, indicó en un pronunciamiento difundido por medios locales que están revisando los productos adicionales vendidos a los usuarios por el banco o sus proveedores de servicios, y anticipó que si encuentran algún inconveniente, harán "las cosas bien con sus clientes", a quienes les ofrecerán un reembolso o remediar lo ocurrido.

La cadena CNBC recordó que el grupo bancario había revelado sus problemas con productos complementarios en su presentación regulatoria del segundo semestre del año pasado.

El pasado 15 de junio, Wells Fargo anunció un acuerdo por el que pagaría hasta US$ 142 millones para compensar a clientes afectados por la apertura de cuentas sin autorización y cerrar una demanda colectiva presentada en su contra.

El convenio, aprobado por un tribunal de California, se sumó a otros anteriores alcanzados por el banco como parte del escándalo que salió a la luz en septiembre del 2016.

Entonces, Wells Fargo aceptó pagar US$ 185 millones de multa por las malas prácticas de empleados que, presionados para cumplir con los objetivos de la entidad, abrieron multitud de cuentas falsas y sin contar con la autorización de los clientes.

Además, el banco con sede en San Francisco despidió a 5,300 trabajadores por este caso y anunció una profunda reforma de sus prácticas comerciales.

Como consecuencia del escándalo, la decidió este año congelar la expansión del cuarto grupo bancario estadounidense por activos tras constatar una "mala conducta generalizada y persistente".

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