(Bloomberg).- vendió más autos y camiones que nunca, con lo cual restó importancia al escándalo por el fraude en las pruebas de emisiones al seducir a más clientes en China.

El fabricante alemán, que compite con por el título de automotriz más grande del mundo, registró un aumento del 3.8% en las ventas, que ascendieron a 10.3 millones de vehículos en el 2016, dijo la empresa con sede en Wolfsburgo en un comunicado.

En plena recuperación de la peor crisis de su historia, o reformados este año, entre ellos el subcompacto VW Polo, el vehículo utilitario deportivo Skoda Yeti, el sedán Audi A8 y la cupé Bentley Continental GT.

"Logramos estabilizar los negocios operativos bajo condiciones difíciles", dijo en el comunicado el máximo responsable Matthias Müller. "El hecho de que el año pasado hayamos entregado más de 10 millones de vehículos a los clientes refuerza al grupo y a sus marcas mientras avanzamos hacia el futuro".

Si bien Volkswagen quedó maltrecha desde que admitió que manipuló cerca de 11 millones de coches diésel en todo el mundo para burlar pruebas de emisiones, la mayoría de los clientes no le dio importancia al intento de la automotriz de priorizar las ganancias a la salud pública.

El grupo, que vendió más de 10 millones de vehículos sólo por segunda vez en su historia, está protegido por su posición fuerte en China, donde los vehículos diésel no son un problema para los consumidores.

Volkswagen, dueña de doce marcas de autos que van desde la económica Seat hasta la deportiva Porsche y de las divisiones de camiones Scania y MAN, entregó 3.98 millones de vehículos en China el año pasado, 12% más que en el 2015. Ese crecimiento compensó con creces una caída del 2.6% en Estados Unidos, donde vendió 591,000 autos y camionetas.