Redacción Gestión

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(Bloomberg) Bienvenidos al ocaso del carbón estadounidense.

Peabody Energy Corp., la compañía minera más grande del país, se encuentra al borde de la quiebra con una deuda de US$6.300 millones. El anuncio que hizo la empresa el miércoles de que podría declararse en quiebra transmitió al mercado un mensaje decisivo: la industria del carbón de los Estados Unidos sigue siendo demasiado grande.

"Es el fin de la era de las compañías carboníferas que cotizan en bolsa", dijo Ted O'Brien, máximo responsable ejecutivo de Doyle Trading Consultants, un grupo de análisis de los mercados de energía.

Peabody ha perdido el 98% de su valor de mercado en 12 meses y presenció la quiebra de sus principales competidoras –Walter Energy Inc., Alpha Natural Resources Inc. y Arch Coal Inc.-, que se vieron afectadas como consecuencia de la caída de la demanda, el fuerte endeudamiento, la creciente regulación medioambiental y la competencia del gas natural barato. Los precios del carbón han caído 75% desde 2011, y centenares de minas del país han cerrado. La capitalización de mercado conjunta de las compañías mineras de carbón de los Estados Unidos desde 2011 se ha desplomado de US$ 70,000 millones a apenas US$6.000 millones, según datos que recopiló Bloomberg.

Muchos analistas calculaban que Peabody sería la única que sobreviviría. Al ser la mayor productora, tiene un conjunto de operaciones que se extienden desde Illinois hasta Australia y comprenden un pozo gigante en Wyoiming que produjo el año pasado alrededor de una de cada ocho toneladas del carbón que se extrajo en los Estados Unidos. A pesar de ello, la compañía, que tiene 133 años, se encuentra ahora abrumada bajo el peso de su deuda.

Falta de interés

Para la tarde del martes, quienes llamaban a la oficina de relaciones con los inversores de Peabody escuchaban el siguiente mensaje grabado: "Debido al desarrollo de actividades relacionadas con nuestros objetivos financieros, Peabody no acepta llamados en este momento". En un informe presentado el miércoles a organismos reguladores, la compañía dijo que su capacidad de operar se encuentra en duda. Durante meses, Peabody ha tratado de hallar rescate en los mercados financieros y de capital. Su incapacidad al respecto subraya la falta de interés de Wall Street en salvar a las compañías carboníferas.

"Durante los últimos 10 años, se ha considerado a Peabody la principal representante del sector carbonífero de los Estados Unidos", dijo Jeremy Sussman, un analista de Clarksons Platou Securities Inc. "Cuando se considera que una compañía es líder de su sector, se tiende a pensar que va a ser la última sobreviviente".

Se trata de un gran cambio de perspectivas para una empresa que apenas en 2014 presentaba su futuro de forma idílica. En diciembre de ese año, de hecho, Greg Boyce –entonces máximo responsable de la compañía- aceptó la distinción de CEO del Año en los Premios Globales de Energía Platts y se proclamó a Peabody Compañía del Año por tener, entre otras cosas, un desempeño ejemplar.

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