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Las fábricas chinas están respondiendo a las amenazas de una guerra comercial con una reducción de precios, trabajadores e inversiones, según UBS Group AG.

Cerca del 86% de las compañías afectadas por los aranceles estadounidenses reportó una disminución en los pedidos, según una encuesta de 200 directores financieros de empresas manufactureras con importantes negocios de exportación.

Si bien la mayoría tiene contemplado diversificarse hacia sectores con menor presión comercial, no pronostican que compensarán completamente los efectos de una demanda más débil. De las 125 empresas que dicen que el negocio ya se ha visto perjudicado: 68% recortó los precios de productos sujetos a gravámenes, 23% redujo su nómina, 27% recortó sus gastos en capital, 18% recortó los salarios.

Una compresión de los márgenes corporativos y el empleo amenaza con profundizar una desaceleración de la segunda economía más grande del mundo. UBS pronostica que la tregua de 90 días acordada entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el líder de China, Xi Jinping, es solo un respiro temporal, por lo que la probabilidad de un acuerdo duradero antes de marzo es de menos del 15%.

"La mayor parte de las compañías espera que la guerra comercial se intensifique", escribieron analistas liderados por Wang Tao, pronosticando que el crecimiento de las exportaciones disminuirá a 4% en el 2019, en comparación con el 11% de este año. De la mano vendrán más recortes de precios y más despidos en los próximos seis meses, según el informe.

El gobierno chino ha introducido medidas como exenciones tributarias y subsidios para amortiguar el impacto de los aranceles en los exportadores, una estrategia que UBS espera continúe en el 2019.

"Vemos que el gobierno está suavizando sus macro-políticas para apoyar el crecimiento y está facilitando algunos subsidios y recortes tributarios para respaldar el empleo", escribieron los analistas.

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