Diego Castillo Aliaga

En las regiones de , y , tres emprendedores comenzaron sus negocio desde la nada y ahora han beneficiado a los vecinos y pobladores de su comunidad con las actividades que realizan.

Compartir un talentoBetsi Llaza es la menor de una familia de ocho hermanos que hace años atravesaba momentos difíciles en Arequipa. Ella tuvo que dejar sus estudios de enfermería para trabajar en la realización de confecciones de prendas de vestir y en clases de confección que dictaba paralelamente.

Con el pasar del tiempo, al notar su talento con los textiles, Llaza decide independizarse de la empresa en la que trabajaba para fundar su propio taller en el Valle del Colca. Es allí que Betsi capacita a madres solteras, adultos mayores y personas discapacitadas de la comunidad en la confección de prendas de vestir.

Así, ella les da la oportunidad de trabajar con ella en lo que se convertiría en la empresa de textiles que lleva su nombre: Betsi Llaza.

Reorientar un negocioEn 1995, el negocio de producción de papa que Javier Rocha tenía con sus hermanos entró en crisis por la caída del mercado de la papa en el país. Pero no todo fue malo por entonces. Javier recuerda que la actividad ganadera que realizaban les ayudó a cubrir gran parte del déficit que tuvo ese su negocio.

Desde entonces, Javier no contó con gran apoyo económico y reorientó su negocio a la crianza de ganado en la comunidad de Huachas (Junín), aunque para hacerlo tuvo que separarse de sus hermanos. Se especializó en la crianza de vacas para la producción de leche con su establo Santa Bárbara.

Allí es cuando el negocio de Javier comenzó a despegar con el apoyo de Mibanco. Gracias al soporte de esta entidad, Javier consiguió la instalación de maquinarias en su empresa, así como de energía trifásica, con la que también ha sido abastecida su comunidad.

Recuperar una actividadAlbert Palomino veía cómo el arte de la cerámica que aprendió de sus abuelos desde pequeño estaba siendo dejada de lado en la comunidad de Racchi (Cusco). Así que decide enseñarles a varios jóvenes la pintura de cerámica para que puedan vender artesanías y así apoyen a sus familias.

A varios de ellos, los emplea en su taller, siendo muy comprensivo con sus horarios de estudios, preocupándose en que el tiempo en el que trabajen no se cruce con sus cursos.

Es así como su empresa llamada Racchi al mundo (llamada así porque Racchi significa cerámica en español), empieza a despegar.

Cada uno de estos emprendedores obtuvo el primer lugar del concurso "Cholos de Oro" de Mibanco, que premia con S/ 20 mil a personas que desde cero han logrado montar un negocio que ha mejorado su calidad de vida y la de sus familias.