Si Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA) está a punto de convertirse en una baza en el juego político de España, la segunda mayor entidad bancaria española tendrá al menos algo de experiencia para lidiar con la situación.
Bolsamanía, un sitio web de noticias sobre el mercado de valores, informó el martes que el nuevo Gobierno socialista de Pedro Sánchez acordó apoyar una fusión entre BBVA y el grupo estatal Bankia. Según Bolsamanía, era parte del precio que el Partido Nacionalista Vasco exigió por apoyar la oferta de Sánchez la semana pasada para formar gobierno.
Ningún otro medio ha confirmado la información hasta el momento, pero los socialistas tienen un historial en lo que respecta a BBVA. Bankia (BKIA) era el segundo título de mejor rendimiento del índice EURO STOXX Banks (Price), de 25 miembros, llegó a subir un 2,1% y cotizaba con una caída del 0,3% a las 2:26 p.m. en Madrid. Por su parte, BBVA caía un 1.4%.
No sería la primera vez que los socialistas han sido señalados por tratar de manipular BBVA.
En el 2004, el Partido Popular, el grupo en la oposición, acusó al entonces presidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero de conspirar con la constructora Sacyr Vallehermoso SA para forzar una adquisición del banco y expulsar a su entonces presidente Francisco González. González había llegado a la cima del banco con el apoyo del Gobierno anterior del PP.
Más de diez años después, las conversaciones grabadas entre el presidente de Sacyr y el asesor económico de Zapatero se filtraron a la prensa después de saberse que BBVA había empleado a un comisario de policía y supuestamente le había pagado para espiarlos. Los tribunales españoles están investigando actualmente el caso.
Esta vez, la idea es que los nacionalistas vascos quieren que BBVA regrese a sus raíces vascas. Durante años, antes de que González asumiera el control, el banco había sido dirigido por familias vascas de élite de Bilbao.
Una fusión, según la teoría, permitiría a los nacionalistas instalar al presidente de Bankia José Ignacio Goirigolzarri, un vasco, al timón de un BBVA de mayor tamaño. La fusión, o más probablemente la adquisición, también permitiría al Gobierno diluir su participación en Bankia y cumplir en parte su objetivo de privatizar al banco.
Pero hay muchas razones por las que tal plan, si es que existe, podría no funcionar.
BBVA podría negarse a aceptar el libro de préstamos hipotecarios de Bankia. Podría tener que emitir acciones para pagar por Bankia en acciones. Y la entidad podría querer evitar la presencia de un Gobierno español de izquierdas entre sus accionistas.
Al Gobierno también podría resultarle difícil vender el acuerdo si Bankia fuera lo suficientemente barata como para atraer a BBVA.
E incluso si todos esos obstáculos pudieran superarse, aún se necesitarían más maquinaciones políticas para eliminar al presidente Carlos Torres, dijo Daragh Quinn, analista de Keefe Bruyette & Woods Inc.
“Para BBVA como compañía independiente, encabezada por Carlos Torres y con la toma propia de decisiones, no hay incentivo para comprar”, dijo Quinn.