A primera vista, parece que la economía de Estados Unidos está perdiendo su encanto. Muchos economistas, sobre todo Robert Gordon de Northwestern University, han lamentado que el crecimiento de la productividad parece estar anémico cuando se compara con anteriores épocas doradas. Un sombrío coro de líderes empresariales ha hecho eco de lo que los medios de comunicación han convertido en un mantra: el empresariado estadounidense está en constante declive. Entonces, ¿la competitividad general de Estados Unidos está cayendo en picada?

La respuesta de un influyente grupo de reflexión, el Foro Económico Mundial (WEF), es "no". En su última actualización de su ranking anual de competitividad económica mundial, publicado el 27 de setiembre, Estados Unidos pasó de la tercera posición a la segunda, quedando sólo por debajo de Suiza.

Esto se debe en parte a que deficientes políticas económicas y un débil crecimiento de la productividad están atormentando a rivales como China y Europa. Sin embargo, las debilidades estadounidenses, como su desgastada infraestructura y las políticas fracturadas, son superadas en el análisis del WEF por las fortalezas del país en áreas como la sofisticación empresarial y la preparación tecnológica. Y aparte del tamaño del mercado, la variable en la que EE.UU. sigue siendo más importante que otros países ricos es su cultura de innovación y emprendimiento.

Los lamentos sobre una crisis en la creación de empresas se basan en datos oficiales que muestran que se están lanzando menos nuevas empresas que en el pasado. Las últimas cifras, publicadas el 20 de setiembre, muestran que había 414,000 empresas que tenían menos de un año en el 2015 (el último año disponible), en comparación con un promedio de 511,000 en la década anterior a la crisis financiera.

Sin embargo, las nuevas empresas no son todas iguales, algunos empresarios quieren crear el próximo Tesla, no abrir otra bodega. De las aproximadamente 4.4 millones de empresas creadas en los últimos diez años, cerca de 30,000 pueden ser descritas gacelas, o empresas jóvenes de alto crecimiento, según la Fundación Kauffman, otro grupo de reflexión conocido por su trabajo en emprendimiento. Estas empresas tienen un impacto desproporcionado en la creación de empleo y la innovación. Generan un gran impacto.

Un próximo informe de la Fundación Kauffman muestra que el emprendimiento de alto crecimiento se ha recuperado en Estados Unidos desde el punto más bajo inducido por la crisis financiera global y ahora está subiendo por las nubes. Estos expertos analizan tres cosas: la rapidez con que las startups crecieron en sus primeros cinco años; la proporción de empresas que superan los 50 empleados al décimo año desde de su creación; y la prevalencia de firmas de "rápido crecimiento" con un crecimiento anualizado de al menos el 20% en tres años (y US$ 2 millones o más en ingresos).

El análisis también revela que tales gacelas se encuentran en lugares inesperados. Un ejemplo es ProviderTrust, una empresa de tecnología de la salud. La firma ha desarrollado una novedosa oferta de software como servicio que ayuda a las empresas de atención médica a rastrear las credenciales profesionales y licencias de las personas de manera eficiente. Debido a que los estados no suelen compartir información oportuna sobre las medidas disciplinarias tomadas contra trabajadores de la salud, los deshonestos 'sueltos en plaza' pueden crear un costoso dolor de cabeza a nuevos empleadores incautos en otro estado. La compañía ha estado creciendo a una tasa de más del 60% al año desde su fundación en el 2010; los ingresos deberían alcanzar los 10 millones de dólares este año.

Otro ejemplo es Root Insurance, la primera compañía de seguros de Estados Unidos que sólo ofrece servicios móviles, que está aumentando las descargas de su aplicación en casi un 50% de mes a mes. Esta usa datos reales de conducción para establecer las tasas de seguro para todos sus clientes, y ofrece descuentos a los conductores por usar el modo de auto-conducción de su vehículo Tesla. Alex Timm, su director ejecutivo, explica que los datos recopilados a través de los móviles de sus clientes demuestran que las personas son mucho más seguras cuando el auto se conduce solo. Su firma incluso penaliza a los conductores por enviar mensajes de texto y conducir al mismo tiempo, lo que descubre mediante el análisis de las microvibraciones de los teléfonos inteligentes.

Estas gacelas no se encuentran en Silicon Valley o Boston, sino en Nashville y Columbus, respectivamente. Otras ciudades pasadas por alto en el núcleo estadounidense son también sitios clave del emprendimiento de alto crecimiento. Mark Kvamme de Drive Capital, un fondo de capital riesgo con sede en Ohio, apunta a Indianapolis como un hub tecnológico en ascenso: ExactTarget, una empresa local de comercialización de software, fue adquirida en el 2013 por Salesforce, un gigante de software californiano, por US$ 2,500 millones. "Atraer el talento lejos de Silicon Valley y Seattle se está volviendo mucho más fácil", dice Kvamme, un californiano que dejó Sequoia Capital, un fondo de capital de riesgo de Silicon Valley, para fundar Drive.

Steve Case de Revolution, un empresario convertido en capitalista de riesgo (en 1985 cofundó lo que más tarde se convirtió en America Online), lo llama el "ascenso del resto". Habiendo observado esta tendencia en constantes viajes en autobús a través de EE.UU., durante los cuales él anima (y a veces invierte en) a muchos empresarios locales, él piensa que tres factores están alimentado esta alza. Las barreras de entrada han caído, especialmente para las empresas de tecnología. El acceso al capital de riesgo para las nuevas empresas, incluso mediante el crowdfunding, ya no se limita a las dos costas del país. Los gobiernos locales están apoyando cada vez más esquemas de capacitación, aceleradores y otros elementos de infraestructura blanda que aumentan enormemente las posibilidades de éxito de las nuevas empresas.

Ante el desafío sobre si el emprendimiento de alto crecimiento realmente se puede propagar por todo EE.UU., Case reconoce que hay valores económicos en la aglomeración. Sin embargo, insiste en que casi las tres cuartas partes de todo el dinero de capital riesgo no tienen que ir sólo a California, Massachusetts y Nueva York. "Distribuir esto a 30 ciudades, transformaría EE.UU,", calculó el experto.