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Hay un gran problema con la maniobra que el embajador de Estados Unidos en Alemania ha planteado como una forma de resolver uno de los grandes espantajos comerciales de Donald Trump: los Chevy y los Ford no inundarán las costas de Europa pronto, independientemente de cuán bajos sean los aranceles.

La posibilidad de que EE.UU. y la Unión Europea busquen la eliminación bilateral de los aranceles a los automóviles impulsó al alza las acciones de los fabricantes de automóviles alemanes esta semana. Es fácil entender por qué al mirar las cifras de ventas en ambos lados del Atlántico: BMW AG y los modelos Mercedes-Benz de Daimler AG dominan entre los vehículos que se envían de un lado a otro.

Cinco de los seis principales vehículos que se enviarán este año desde las plantas automotrices en EE.UU. y serán comprados por consumidores en los países de la UE serán modelos alemanes, incluidos el vehículo utilitario deportivo (SUV, por sus siglas en inglés) BMW X3 ensamblado en Carolina del Sur y los SUV GLE de Mercedes ensamblados en Alabama, de acuerdo con LMC Automotive.

Se espera que los modelos de fabricación estadounidense de las tres grandes automotrices de Detroit – General Motors Co., Ford Motor Co. y Fiat Chrysler Automobiles NV– se sigan viendo con menos frecuencia en las carreteras europeas. El auto ensamblado en EE.UU. más vendido de una empresa estadounidense este año probablemente será el sedán Model S de Tesla Inc., de acuerdo con proyecciones de LMC.

El fabricante de automóviles ítalo-estadounidense de Detroit Fiat Chrysler dice que posee uno de los vehículos importados a EE.UU. desde la UE de mayor venta: el Jeep Renegade SUV. Pero esta lista también está dominada por BMW, Daimler y Volkswagen AG. Nueve de los 15 vehículos más vendidos en EE.UU. importados de la UE este año saldrán de las líneas de ensamblaje alemanas de las empresas, predice LMC.

Esto puede ser un inconveniente para Trump, quien el mes pasado amenazó con imponer un arancel del 20 por ciento a los autos importados de la UE. EE.UU. cobra aranceles del 2,5 por ciento a los automóviles y de un 25 por ciento a las camionetas y furgonetas de reparto, mientras que los gravámenes de la UE son del 10 %.

El presidente de EE.UU. ha dicho que el arancel cero es, de hecho, el resultado final que persigue, aunque describió una gran trampa para que esa sea una solución viable: las empresas tendrán que ensamblar más autos en EE.UU.

"Lo que realmente va a pasar es que no va a haber impuestos", dijo Trump a Fox News el domingo. "¿Sabe por qué? Ellos van a construir sus autos en EE.UU. Los van a hacer aquí".

Los inversionistas que ven con optimismo la posibilidad de que se puedan evitar los aranceles "tienen que tener mucho cuidado", escribió Max Warburton, analista de Sanford C. Bernstein, el viernes en una nota a los clientes. Si se equivocan y se implementan los gravámenes, golpearán duro las ganancias de los fabricantes de automóviles europeos.

"Está claro que los alemanes tendrán que reorganizar, dispersar y localizar la producción", dijo.

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