El Salón del Automóvil de Ginebra abrió sus puertas este martes con una gran cantidad de modelos eléctricos, pero los constructores no ocultan su preocupación, amenazados por limitaciones ecológicas en Europa y guerras comerciales en escala global.
Forzado a reducir las emisiones de CO2 para alcanzar los límites impuestos por la Unión Europea en el 2020, medidas que se tornarán aún más rígidas en el 2030, el sector está empeñado en una carrera hacia la electrificación.
Los autos eléctricos son "una buena solución", dijo el director de la francesa Peugeot Citroen (PSA), Carlos Tavares, durante una mesa redonda con periodistas. "Es necesario que aceleremos, pero como en toda aceleración, hay un límite, y creo que lo hemos franqueado", comentó.
En el 2020, "la exclusión del mercado de automóviles menos eficientes en términos de CO2 se va a traducir en cierre de fábricas, como lo señalan todos los fabricantes europeos", alertó.
A su vez, Harald Kruger, director de BMW, apuntó que los objetivos fijados en diciembre por la Unión Europea y para el 2030 son "un desafío dramático" para la industria automotriz.
"Nadie tiene hoy la solución" para alcanzar esos objetivos y al mismo tiempo mantener precios aceptables para los clientes, había dicho en la noche del lunes Didier Leroy, el número 2 de Toyota.
Los automóviles eléctricos son por ahora marcadamente más caros que los equivalentes con motor de combustión, esencialmente por el elevado costo de las baterías.
El modelo Jaguar I-Pace, un SUV que el lunes recibió el premio de Automóvil Europeo del Año, tiene un precio de más de 80,000 euros (unos US$ 90,000), de forma que difícilmente encarnará la idea de movilidad para todos.
Por ello, Tavares dijo al diario Le Figaro que "si los fabricantes no venden más vehículos eléctricos, serán arruinados por las multas".
Un estudio reciente de la consultoría BCG preve hasta mil millones de euros en multas para cada empresa que no respete el nivel promedio de 95 gramos de CO2 por kilómetros y por vehículo de sus catálogos.
Después de años de crecimiento y de beneficios récord, la coyuntura se ha transformado desde el 2018 a raíz de una baja del mercado chino, el principal mercado mundial con un automóvil matriculado de cada tres que hay en el mundo.
Cuando restan solamente tres semanas para la salida del Reino Unido de la Unión Europea, programada en principio para el 29 de marzo, los fabricantes desconfían que un divorcio sin un acuerdo negociado sea un cataclismo para su industria.
El presidente de la gigante Volkswagen, Herbert Driess, dijo temer ese escenario pero también deploró el conflicto comercial entre Estados Unidos y China, que golpeó duramente a los productores alemanes.
También mencionó las barreras aduaneras con que Washington amenaza a las importaciones provenientes de Europa.
Modelos de lujo
"Si todo marcha mal, será muy difícil tener buenos resultados", dijo Driess.
"Los beneficios de fabricantes y proveedores serán muy pequeño en el 2019. Ya podemos esperar alertas en resultados, reducción de la producción y corte del personal", señaló a su vez Ferdinand Dudenhöffer, director del Centro de Investigación sobre Automóviles (CAR), basado en Alemania.
Después de una caída de 1% el año pasado, se espera un retroceso de 2% en el mercado automotriz global este año, a 81,9 millones de unidades.
El responsable de Volkswagen, marca que enfrentó el escándalo de "dieselgate" en el 2015, mostró sin embargo su entusiasmo con el auto "verde".
"Creemos que el sector de transporte puede hacer una contribución enorme" a la lucha contra el calentamiento global, dijo, al presentar en la noche del lunes un automóvil conceptual de motor eléctrico.
Los modelos expuestos en Ginebra reflejan esa preocupación. Citroën y Honda también exhibieron su visión de futuros modelos urbanos movidos a baterías.
Entre las marcas de prestigio, Aston Marin, Audi y Mercedes mostraron ideas de SUV eléctricos, con los que esperan poder competir con el californiano Tesla, cuyo Model 3 acaba de desembarcar en Europa.
Los últimas generaciones de los modelos compactos urbanos de Renault Clio, el segundo en nivel de ventas en Europa, y Peugeot 208, también hicieron su primera aparición.
Pero Ginebra también es esta semana el escenario de exhibición de los modelos de lujo.
Bentley mostrará su Bentayga Speed, que reivindica el título de SUV de serie más rápido del mundo (306 km/h).
En tanto, los convertibles Huracan Evo Spyder, de Lamborghini, y Porsche 911 deberán atraer las miradas, así como la Ferrari F8 Tributo, con su motor de 720 caballos de potencia.
Luego de días reservados a la prensa, el salón abrirá el jueves las puertas al público. Se esperan más de 660,000 visitantes para contemplar los 900 automóviles expuestos del 7 al 17 de marzo.