En los últimos años, el desempeño del comercio minorista moderno o retail, sobre todo a nivel regional, ha sido fundamental en la expansión del sector comercio, la cual, a su vez, reflejaría el dinamismo del sector urbano y de una emergente clase media emprendedora y ávida por consumir, señala en su semanario semanal.

El cambio en la estructura generacional, el crecimiento del poder adquisitivo, el acceso al crédito y la tecnología son otros factores que no solo han cambiado los hábitos de consumo, sino los canales por los que este se realiza. Cabe mencionar que la apertura comercial continúa generando incentivos a la inversión extranjera directa en este sector, lo que se evidencia a través de la mayor presencia de grupos empresariales.

Los beneficios del desarrollo del retail son evidentes: expansión de la ooferta de bienes y servicios en las regiones, competencia, acceso a una mejora en la calidad de productos y variedad de precios, revalorización de las propiedades, etc. No obstante, su impacto en la economía va más allá de una mejora en el consumo.

Por ejemplo, en la última década, la inversión de las principales empresas de este sector superó los S/ 6,000 millones. Del mismo modo, en promedio, tributan anualmente cerca de S/ 800 millones e incluso, en 2015, los impuestos pagados por las más importantes representaron un 1.1% del total de tributos internos recaudados y un 0.8% del total de ingresos del Estado.

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Además, según el Ministerio de la Producción, el sector de comercio minorista tiene más de 100,000 personas empleadas, con el subsector de tiendas por departamentos y supermercados como el que ocupa el mayor número de trabajadores (alrededor de 70,000 empleados).

Según ComexPerú, a pesar del lento desenvolvimiento del consumo privado durante 2016, producto de la desaceleración económica y el periodo electoral, este año se esperaría una reactivación en las inversiones de centros comerciales, piezas claves en la industria minorista.

Cabe resaltar que, de acuerdo con la Encuesta Global sobre Confianza del Consumidor, la confianza del consumidor en nuestro país se mantiene como la más alta del continente, mientras que la confianza empresarial experimentó un repunte durante los últimos meses del año pasado, tanto en las expectativas de la economía como de la demanda.

Según información de los medios, a la fecha ya han sido confirmados alrededor de ocho proyectos de nuevos centros comerciales (dos de ellos en provincia), mientras que se espera que en el trascurso del año se anuncien nuevas inversiones. A la par, está en planes la ampliación de centros comerciales ya existentes y la incorporación de marcas internacionales a las cadenas que operan en provincias. Estas apuestas denotan una confianza del sector en comprometerse con nuevas zonas, lejos de concentrarse en Lima Metropolitana.

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Más aún, a fines del año pasado, la consultora internacional A. T. Kearney presentó los resultados de su Índice Global de Desarrollo Minorista 2016, que ubica al Perú en el puesto 9 del ranking mundial de países en desarrollo con mayor dinamismo en el sector retail, y en el primer puesto en América Latina. En efecto, la posición alcanzada representaría una mejora frente a la obtenida en 2015, cuando el Perú ocupó el puesto 16, con lo que superó a Uruguay, Chile, Brasil y Colombia.

El informe destaca el estímulo del intercambio comercial y la expansión a nuevos mercados en otras ciudades del país como Arequipa, Trujillo, Chiclayo, Cusco e Ica, como motores del buen desempeño del sector. Además, menciona la modernización del mismo gracias a la inversión en infraestructura y construcción tanto del sector privado como del público. Finalmente, el informe resalta cómo la promoción de políticas de infraestructura y reducción burocrática ha fomentado un entorno favorable para su expansión.

No obstante, existen aún desafíos por superar, como el pago de impuestos, debido a la serie de procedimientos que se les exige a las empresas formales y a los sobrecostos que estos acarrean sobre todo en el sector retail, cuyo volumen de transacciones diarias excede plenamente a las realizadas por empresas de cualquier otro sector.

Por un lado, la modernización y digitalización del sistema tributario es conveniente, pues permite una fiscalización automática y menos intrusiva; sin embargo, algunas de estas modificaciones no contemplan la operatividad propia del retail moderno, y pueden ser perjudiciales para las empresas que se ven en la necesidad de invertir gran cantidad de recursos en tiempo y dinero para cumplir con las exigencias de la autoridad tributaria.

Si bien es innegable que se tratan de mecanismos para combatir la informalidad, es imperativo buscar alternativas que permitan tomar en cuenta las particularidades en las operaciones de un sector que se ha mostrado colaborativo con las reformas tributarias hasta el momento. La tributación debe ser amigable con el contribuyente a fin de no ahuyentar la inversión en un sector que parece traer buenas nuevas para este 2017.