El reglamento de finanzas sostenibles en los países ricos generalmente pasa por alto las regiones más pobres que tienen mayor necesidad de acceso a capital barato, lo que ralentiza los esfuerzos globales contra el cambio climático, según un informe de investigadores de University College London.
El acceso a financiamiento de bajo costo es vital para que las economías en desarrollo eviten una “trampa de inversión sostenible” y, en su lugar, hagan una transición a las energías renovables. Los investigadores criticaron el Reglamento sobre Divulgación de Finanzas Sostenibles (SFDR, por sus siglas en inglés) de la Unión Europea por pasar por alto el impacto de la inversión fuera de Europa y hacia los mercados emergentes.
“No creemos que sea justo que las regiones donde las personas ya están perdiendo sus vidas y medios de subsistencia debido a los severos impactos del cambio climático también tengan que pagar un alto costo de financiamiento por cambiar a energías renovables”, dijo la autora principal, Nadia Ameli, académica del Instituto de Recursos Sostenibles de la universidad. “Se necesitan cambios radicales en los marcos financieros para asignar mejor el capital a las regiones que más lo necesitan”.
El uso de factores ambientales, sociales y de gobernanza para filtrar las inversiones bajas en carbono tiende a penalizar a los países con bajos estándares democráticos, de transparencia y de derechos humanos, dijeron los autores. También es probable que los enfoques de inversión basados en el riesgo financiero jueguen en contra a las regiones más expuestas al impacto físico de un clima cambiante.
Sin embargo, para que el mundo limite el peligroso calentamiento global, la ubicación de las inversiones en energía limpia debería importar, dijeron.
Si bien, según algunas estimaciones, las ventas de bonos verdes en los mercados emergentes, que se utilizan para financiar proyectos para reducir las emisiones, se duplicarán a US$ 100,000 millones para el 2023, eso es una fracción de un mercado de deuda global ASG (ambiental, social y de gobernanza corporativa) por más de US$ 3 billones.
Los investigadores recomendaron que el Fondo Monetario Internacional fomente la inversión en economías más vulnerables a través de ayuda financiera para compensar los riesgos climáticos físicos.
Elogiaron las pautas de financiación sostenible de China, por definir formas en las que los inversionistas chinos podrían financiar una transición de bajas emisiones de carbono en el extranjero.
Encargados de política de todo el mundo tienen la oportunidad de establecer un enfoque conjunto en una cumbre climática de las Naciones Unidas que se realizará a fines de este año en Escocia, aunque este mes los líderes del Grupo de los Siete no cumplieron una promesa hecha hace una década de movilizar US$ 100,000 millones al año en financiación para ayudar a los países más pobres a enfrentar el cambio climático.
“Existe una creencia cada vez mayor de que, con la drástica caída en el costo promedio global de las energías renovables, será mucho más fácil para el mundo en desarrollo descarbonizar”, dijo el coautor Michael Grubb, también del Instituto de Recursos Sostenibles de dicha universidad. “Nuestro análisis muestra que siguen existiendo obstáculos importantes, sobre todo dadas las dificultades que tienen muchos de estos países para acceder a capital en los mismos términos”.