(Bloomberg) Probablemente Sergio Marchionne no se moleste en tratar de asustar a sus empleados mostrándoles videos de Elon Musk y los autos eléctricos, como hacen los jefes rivales en BMW.

Mientras que BMW y Daimler sacrifican ganancias a corto plazo invirtiendo fuerte en la tecnología de vehículos eléctricos, autónomos y "conectados", el máximo responsable de Fiat Chrysler Automobiles NV se mantiene impertérritamente tradicionalista.

Marchionne está acelerando las ganancias dándose prisa en vender tantas camionetas y vehículos utilitarios deportivos (SUV, por sus siglas en inglés) como pueda.

Por ahora, parece que está ganando Marchionne. Las acciones de Fiat Chrysler subieron 22% este año, mientras que las de BMW y Daimler cedieron terreno. Los consumidores están comprando muchos SUV y deshaciéndose de los sedanes. Además, Fiat Chrysler no tiene una financiera cautiva en Estados Unidos por la cual preocuparse, a diferencia de los alemanes.

Cuesta ver como garantías de éxito en el largo plazo la apuesta total de Fiat Chrysler por los vehículos a gasolina y sus gastos mezquinos en tecnología. Sin embargo, por ahora todo marcha viento en popa.

Las ganancias superaron holgadamente las expectativas esta semana pese a una interrupción de la producción, provocada por un cambio para fabricar más Jeep de márgenes elevados y menos autos pequeños de márgenes bajos.

Entonces, el plan de Marchionne de aumentar muchísimo las ganancias y el flujo de caja antes de jubilarse en 2019 sigue bien encaminado. Más o menos.

Sus objetivos siguen exigiéndoles mucha fe a los inversores. Las ventas de autos en EE.UU. ya comenzaron a retroceder con relación al pico registrado el año pasado, lo que implica que una intensa competencia por cada venta. Los volúmenes de Fiat Chrysler en ese país cayeron 8% en el período de enero a marzo. Los analistas proyectan que la empresa no alcance sus objetivos de ganancias antes de intereses e impuestos y deuda para 2018.

En efecto, como las acciones cotizan a menos de cinco veces las ganancias estimadas para 2018, el precio de las acciones de Fiat Chrysler insinúa o bien que la empresa está muy subvaluada o bien que su recuperación podría quedarse sin gas. Tengo el presentimiento de que se trata de lo segundo.

La empresa está siendo demasiado tacaña con el gasto en tecnología. La investigación y el desarrollo representaron el 3.8% de los ingresos en 2016, cerca de la mitad que los de Volkswagen.

Los gigantes automotores alemanes se aliaron para comprar Here, la división de mapeo de Nokia, mientras que Fiat Chrysler se asoció a Waymo, la unidad de Alphabet Inc. (fue la primera automotriz en hacerlo). De forma similar, el Chrysler Portal, su prototipo de mini camioneta eléctrica, depende mucho de las innovaciones de los proveedores.

Esto mantiene bajos los costos de desarrollos, pero genera dependencia. El compromiso poco entusiasta con los vehículos eléctricos podría dejarla expuesta si de repente cambian las exigencias de los entes reguladores o los consumidores. Tal vez Donald Trump sea generoso con los estándares de ahorro de combustible, pero podría ser sustituido en 2020.

Todavía no se zanjaron las cuestiones sobre las emisiones de los modelos diésel de Fiat Chrysler. La actitud de Marchionne al respecto en la llamada con analistas del miércoles fue un poco como decir "dejémoslo atrás, ¿está bien?".

Pero Marchionne sabe cómo coquetear con los mercados de capitales. Una insinuación, hecha en esa llamada con analistas, sobre la posibilidad de escindir las marcas Ram y Jeep impulsó todavía más las acciones. Esas marcas probablemente conseguirían un múltiplo más elevado por su cuenta. Pero por ahora es una quimera: no está para nada claro que el resto de la endeudada Fiat Chrysler es lo suficientemente fuerte para valerse por sí mismo.

Sin duda hay algo gracioso en la paranoia de BMW con los eléctricos. Pero las automotrices alemanas podrían volver a su más típica alegría por la desgracia ajena… la de Marchionne.

Esta columna no necesariamente refleja la opinión de Bloomberg LP y sus dueños.