En total, el polo en venta cuenta con cerca de 3,000 pozos en operación, 17 estaciones de tratamiento de petróleo, una estación de servicio en Carmópolis y aproximadamente 350 kilómetros de gasoductos y oleoductos, además de las bases administrativas en Carmópolis, Siririzinho y Riachuelo. (Foto: EFE)
En total, el polo en venta cuenta con cerca de 3,000 pozos en operación, 17 estaciones de tratamiento de petróleo, una estación de servicio en Carmópolis y aproximadamente 350 kilómetros de gasoductos y oleoductos, además de las bases administrativas en Carmópolis, Siririzinho y Riachuelo. (Foto: EFE)

La petrolera estatal anunció que venderá la totalidad de su participación en un conjunto de once concesiones sobre campos productivos en tierra que en total cuentan con 3,000 pozos en operación y que incluyen el mayor campo de producción terrestre de Brasil.

Según un comunicado divulgado por la compañía, la producción acumulada entre enero y setiembre de este año en el llamado Polo Carmópolis fue de 10,000 barriles de petróleo por día y de 73,000 metros cúbicos de gas por día.

El polo, ubicado en el nordestino estado de Sergipe, comprende once concesiones de producción integradas (Carmópolis, Aguilhada, Angelim, Aruari, Atalaia Sul, Brejo Grande, Castanhal, Ilha Pequena, Mato Grosso, Riachuelo y Siririzinho).

El de Carmópolis es el mayor campo de producción en tierra de Brasil, con 1,700 millones de barriles de petróleo en su reserva.

En total, el polo en venta cuenta con cerca de 3,000 pozos en operación, 17 estaciones de tratamiento de petróleo, una estación de servicio en Carmópolis y aproximadamente 350 kilómetros de gasoductos y oleoductos, además de las bases administrativas en Carmópolis, Siririzinho y Riachuelo.

También forma parte de este complejo petrolero, el Polo Atalaia, que incluye una terminal acuática, una unidad de procesamiento de gas natural, una estación de procesamiento de petróleo y un oleoducto de 48.6 kilómetros.

El anuncio de la mayor compañía de Brasil se enmarca dentro del programa de venta de activos que desarrolla desde el 2015 para terminar de salir de la grave crisis económica que se agravó con los múltiples escándalos de corrupción destapados en su interior.

Ese plan de desinversión también tiene por objeto una profunda reestructuración, con la intención de reducir su tamaño y unas pérdidas que en el 2017, por cuarto año consecutivo, llegaron a los 446 millones de reales (hoy unos US$ 80 millones).