Airbus
Airbus

El lunes, el gobierno de decidió que ahora es el momento de intensificar una larga disputa comercial entre . Estados Unidos amenaza con aplicar aranceles a una serie de productos europeos que van desde los aviones al queso, que equivalen a un total de US$ 11,000 millones.

La disputa no tiene relación con los accidentes de dos aeronaves Boeing 737 Max, pero el mundo de la aviación comercial registra turbulencias y tal medida es particularmente mala en estos momentos. Arriesga ser vista como un matón que ataca bajo presión.

La disputa de Boeing con Airbus en la data de hace años. Ambas firmas se acusan mutuamente de beneficiarse mediante subsidios injustos. Los detalles son complejos y ninguna de las dos empresas está libre de culpa. Después de todo, establecer una industria aeroespacial comercial competitiva es difícil sin apoyo gubernamental.

Ambos bandos debieron dejar atrás el tema hace años, pero aún no pueden. Al parecer EE.UU. no puede perdonar a Airbus por romper su dominio en la producción de grandes aviones comerciales. Las dos poseen cerca del 50% del mercado.

El presidente Donald Trump parece aborrecer a la OMC hasta que le resulta útil. Al formular amenazas justo cuando la economía europea muestra señales de debilitamiento, sin duda su intención es dar una señal de poder. Parece creer que los gobiernos internacionales pueden ser intimidados hasta que hagan concesiones comerciales que posteriormente pueda celebrar y calificar como "victoria".

Las exportaciones de automóviles alemanes no son de ninguna forma una amenaza a la seguridad nacional estadounidense, pero afirmar lo contrario es una táctica negociadora útil. Del mismo modo, parte del conflicto del gobierno con Airbus se relaciona con créditos de desarrollo que gobiernos europeos otorgaron para el superjumbo A380, un avión que se dejará de fabricar por la falta de pedidos.

El lunes, las acciones de Airbus alcanzaron un récord histórico en medio de las expectativas de que la fabricante de aeronaves pueda obtener cierta ventaja por las suspensiones prolongadas del 737 Max, aunque la compañía europea ha enfatizado que no intentará aprovechar la tragedia). El martes, los títulos bajaron levemente ante las noticias de posibles aranceles, porque si EE.UU. tomara medidas punitivas se puede decir casi con certeza que Europa responderá y le hará daño a Boeing.

No parece muy acertado que EE.UU. intensifique una disputa comercial cuando su campeón aeroespacial atraviesa un mal momento y depende de la buena voluntad de las autoridades de aviación mundiales para que el 737 Max pueda volver a volar. La desconfianza es evidente y la Administración Federal de Aviación enfrenta cuestionamientos sobre su rigurosidad al aprobar la aeronave y también por su lentitud a la hora de prohibir el uso del avión.

En vista de las vidas perdidas en las dos tragedias de Boeing y la importancia de entender lo que falló, hablar de disputas comerciales aeroespaciales se siente de mal gusto. No obstante, en tales circunstancias, sería negligente no mencionar una cosa.

En el 2011, cuando Airbus comentó a adjudicarse una serie de pedidos para su nueva aeronave, el A320neo, Boeing se apresuró en lanzar un producto que le ayudara a responder. Resulta que ese producto, el 737 Max, no es seguro. Ahora que el avión de mayores ventas de Boeing permanece inactivo en el futuro cercano, tal vez es afortunado que la aviación comercial no haya terminado siendo un monopolio.

Por Chris Bryant

Esta columna no necesariamente refleja la opinión de la junta editorial o de Bloomberg LP y sus dueños.

TAGS RELACIONADOS