Ramón Barúa, Gonzalo Galdós y Óscar Espinoza analizan el rol del sector privado en la educación. (Foto: Diana Chávez)
Ramón Barúa, Gonzalo Galdós y Óscar Espinoza analizan el rol del sector privado en la educación. (Foto: Diana Chávez)

El presidente Martín Vizcarra dijo en su primer discurso, al asumir el mando en el 2018, que el principal objetivo de su Gobierno sería fomentar la educación. Con una huelga nacional de profesores –acatada solo por el 4.3% de ellos, según el Minedu– y reiteradas conductas machistas y racistas que confirman la falta de educación en el país, ¿es el Estado capaz de encargarse de este problema por sí solo?

Este tema fue abordado en la Mesa Redonda organizada por IPAE y diario Gestión. En ella, Gonzalo Galdós, vicepresidente académico de Latinoamérica de Laureate International Universities y presidente Ejecutivo de Futura Schools; Ramón Barúa, director ejecutivo de Intercorp Perú y gerente general de Innova Schools y Óscar Espinosa, presidente ejecutivo de Ferreycorp, debatieron sobre cómo se puede fortalecer la presencia del empresario privado en la educación pública. Una presencia que, señalan, puede ayudar a mejorar los estándares educativos que tanto necesita el país.

Responsabilidad social del empresario

Los tres ponentes coincidieron en la responsabilidad social que tiene el empresario, más allá de que su primer interés sea generar riqueza. “Contribuir al desarrollo de la sociedad es una tarea indelegable. El empresario no puede ser una isla en un mar de frustración y atraso”, sostiene Espinosa.

En ese sentido, debe ser consciente de que una buena reputación es un buen negocio. Y qué mejor reputación que contribuir con la comunidad. “La responsabilidad social del empresario no es filantropía ni reemplazar al Estado, es apoyar al desarrollo de la comunidad en la que vive. ¿Cómo? Generando empleo, pagando impuestos, cuidando la educación de sus trabajadores y preservando el clima ambiental”, finaliza Espinosa.

Por otro lado, Barúa agrega que si “nosotros buscamos la perdurabilidad de la empresa en el tiempo, esta debe contemplar todos los puntos mencionados antes”. En esa línea, postula que la nueva doctrina para las empresas en los próximos años será cooperar con los accionistas, colaboradores y clientes, pero sobre todo con la sociedad. “Solo las empresas que lo internalicen y lo apliquen, sobrevivirán”, afirma.

Además, puntualiza que no se debe olvidar que el empresario es responsable del 80% del producto bruto interno (PBI) del país. “Esa es nuestra responsabilidad. Debemos aceptarla con entusiasmo y utilizar la coyuntura para aprender de nuestros errores”, señala.

La rentabilidad en la educación

“Como redes privadas, estamos en condiciones de dar una educación similar a la del Estado con una pequeña diferencia económica”, afirma Galdós. Esto lo ratifica Barúa. “Formar un alumno al Estado le cuesta US$ 1,200 al año y en los colegios privados como Innova Schools, Futura Schools y Fe y Alegría, será entre US$ 1,400 y US$ 1,500 por año”. La diferencia está, afirman, en la calidad de los contenidos y los profesores. Y ello es una señal alentadora de que los empresarios sí pueden ofrecer a los peruanos una educación de primer nivel. Si la red privada es capaz de tener un costo similar a la de educación pública teniendo mil colegios, ¿qué podrían lograr con 5,000 colegios?, pregunta Galdós. “Podríamos reducir en 30% o 40% ese costo”, se responde.

Ante la idea de que la educación privada busca lucrar, Galdós afirma que el lucro es un bien intermedio y solo busca crear bienestar. “El lucro, es una ganancia o provecho que se saca de algo, lo hacen los niños y jóvenes que reciben la educación, las familias y los educadores. La sociedad en sí puede lucrar con una buena educación”, sostiene.

Además, critica a los que buscan lucrar de mala fe como “los oportunistas, los malos educadores, los burócratas corruptos, los sindicatos…”. Y, enfatiza, “los intelectuales demagogos, que nunca han pisado un salón de clase, que dicen cómo debe ser la educación en un país y que afirman que no hay lugar para los privados”. Los empresarios estamos listos para otorgar conocimiento y experiencia sin más interés que tener una educación pública de alta calidad, finaliza.

Contribuyendo al desarrollo nacional

Evidentemente, la educación es el principal generador de equidad, desarrollo y bienestar, por lo tanto, es obligación de todos pensar en ella. “Los empresarios necesitamos de una población mejor educada ya que así toma mejores decisiones, es más competitiva y da la oportunidad a las empresas de prosperar”, señala Espinosa. Pero además del interés del empresario por tener a consumidores educados –que puede ser un interés egoísta–, existe la necesidad de contar con una sociedad justa y equitativa. El empresario tiene que ser un actor importante en ese proceso, afirma. “Para eso debemos realizar acciones con ética e integridad, gobierno corporativo y transparencia”.

La mesa redonda se dio en el marco de los premios IPAE 2017.