Después de una semana en la que Daimler AG y Audi de Volkswagen AG anunciaron miles de recortes laborales, es fácil olvidar que la industria automotriz alemana alguna vez parecía invencible.
La recesión del 2009 obligó una reducción masiva de los gigantes automotrices de Estados Unidos. General Motors Co. y Chrysler solicitaron protección por bancarrota del Capítulo 11; Ford Motor Co. evitó un destino similar con el recorte de su fuerza laboral hasta la médula. Por el contrario, Volkswagen, BMW AG y Mercedes-Benz de Daimler superaron la crisis apenas con un rasguño.
Luego aprovecharon al máximo cuando chinos ricos derrocharon dinero en lujosos vehículos alemanes. Los fabricantes automotriz de Alemania y sus proveedores se fueron de juerga en el país y en el extranjero.
Hubo señales tempranas de arrogancia: Volkswagen pagó a su director ejecutivo 17.5 millones de euros (US$ 19.3 millones) en el 2011. Pero los poderosos sindicatos de Alemania se aseguraron de que los trabajadores también se beneficiaran. En los últimos años, el personal de la línea de producción de BMW y la filial de Porsche de VW se llevó a casa casi 10,000 euros como bonificación anual. BMW gasta un promedio de más de 100,000 euros por empleado en salario, pensión y costo de seguridad social, según su informe anual.
Ahora que el auge laboral se ha detenido, y no antes de tiempo, la industria se enfrenta a una turbulencia sin precedentes y no puede permitirse tal generosidad.
La razón principal para el ajuste del bolsillo, por supuesto, es el gran costo que representa ir más allá de los motores de combustión. Volkswagen estima gastar la asombrosa cantidad de 60,000 millones de euros en tecnología híbrida, eléctrica y digital en los próximos cinco años. Esto requiere la contratación de aún más personas, pero los productos que están desarrollando no son aún grandes minas de oro.
Durante un tiempo, la industria tendrá que proporcionar una gama completa de opciones de propulsión. Para sus fábricas, esto significa "máxima complejidad", una frase prestada de la gerencia de Mercedes. Eventualmente, sin embargo, muchos de estos trabajadores serán innecesarios porque los motores eléctricos son mucho más simples de construir que los motores diésel y de gasolina. Los recortes laborales de la semana pasada no serán los últimos.
La industria alemana también se ha visto atrapada en medio de una desaceleración inesperada de la demanda. Continental AG, el proveedor que está recortando 20,000 empleos, espera que la producción se estanque en los próximos cinco años.
Daimler dijo el mes pasado que las ventas no han igualado su capacidad de producción. Según se informa, las plantas domésticas de Audi están particularmente subutilizadas, y no ayuda la popularidad de los SUV sobre los sedanes (la construcción de los primeros tiende a ser en el extranjero).
Volkswagen, BMW y Daimler igual generarán alrededor de 24,000 millones de euros en ganancias netas este año, según analistas encuestados por Bloomberg. Pero la era de los márgenes de beneficio operativo de 10%, que durante mucho tiempo fue un punto de referencia para los fabricantes de automóviles de lujo alemanes, ha terminado. Mercedes cree que hablar de 4% para el próximo año es más realista.
Por lo tanto, los fabricantes automotriz tienen que hacer frente a sus costos fijos inflados. En vista de sus compromisos de gasto, Volkswagen fue imprudente al permitir que su fuerza laboral aumentara a casi 700,000. Eso es aproximadamente 80% más que Toyota Motor Corp. de Japón, que fabrica una cantidad similar de automóviles (aunque Volkswagen también tiene una gran unidad de camiones).
Los gastos laborales de Volkswagen han aumentado más como porcentaje de las ventas desde la última recesión. Sin duda, esto refleja la influencia de los sindicatos alemanes y, por lo tanto, será muy difícil de rectificar. Al igual que sus pares, los empleados alemanes de la marca Volkswagen tienen garantías laborales hasta el 2029.
En última instancia, el auge de los empleos en la industria automotriz alemana fue una apuesta de que la demanda aumentaría, los motores de combustión tendrían una larga vida y el comercio mundial seguiría obstaculizado. No obstante, el cambio eléctrico está ocurriendo más rápido de lo esperado y las cruzadas arancelarias de Trump han convertido la presencia de producción global de la industria alemana en un pasivo.
Hoy en día, los autos son superfluos para muchos jóvenes, y si compran uno, pronto tendrá un motor eléctrico simple, no un motor de combustión fabricado a partir de cientos de componentes intrincados. Las prácticas de contratación de los fabricantes automotriz alemanes parecen una burbuja que está a punto de estallar.