Redacción Gestión

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(Bloomberg).- ofrece el sedán Clase S con una mayor variedad de opciones tales como terminaciones en fibra de carbono, portavasos térmicos que se calientan y enfrían, y cuatro tipos de tapas para las válvulas de los neumáticos, y los robots de la fábrica no pueden mantener el ritmo.

La personalización es clave para satisfacer a los consumidores modernos y la flexibilidad y destreza de los trabajadores humanos reclama su espacio en las líneas de montaje de Mercedes. Esto rompe la tendencia que puso a las máquinas por sobre la mano de obra humana desde el fallecimiento del legendario John Henry que intentaba superar al martillo motorizado hace ya más de un siglo.

"Los robots no pueden hacer frente al grado de individualización y las muchas variantes que tenemos hoy en día", dijo Markus Schaefer, responsable de producción de la empresa alemana, en la planta de Sindelfingen, la piedra fundamental de la red global de manufactura de la unidad de Daimler AG. "Estamos ahorrando dinero y salvaguardando nuestro futuro mediante el empleo de más personas".

La planta de Sindelfingen, la más grande de la Daimler AG, es un lugar poco probable para cuestionar los beneficios de la automatización. Mientras que allí se fabrican los modelos de élite como el deportivo GT y el sedán de ultra-lujo Maybach Clase S, las instalaciones de 101 años de antigüedad están lejos de ser un taller de montaje boutique. El complejo procesa 1,500 toneladas de acero al día y produce en serie más de 400,000 vehículos al año.

Eso hace que la producción eficiente sea tan importante en Sindelfingen como en cualquier otra planta automotriz. Pero la era de la individualización está obligando a cambiar los métodos de fabricación que hicieron que automóviles y otros artículos fueran accesibles a las masas. El impulso para el cambio es la versatilidad. Los robots son buenos para realizar tareas definidas y repetidas de manera confiable, pero no tienen la capacidad para adaptarse, algo que se demanda cada vez más en medio de una amplia oferta de modelos, cada uno con mayor número de características.

"La variedad supera a las máquinas", dijo Schaefer, que trata de reducir las horas necesarias para producir un coche de las 61 que tomaba en el 2005 a 30. "No pueden trabajar con todas estas diferentes opciones y mantener el ritmo de los cambios".

Con la fabricación centrada en torno a un equipo de trabajadores expertos, Mercedes puede cambiar la línea de producción en un fin de semana en lugar de las semanas que necesitaba en el pasado para reprogramar robots y cambiar los patrones de montaje, dijo Schaefer. Durante ese tiempo de inactividad, la producción quedaría parada.

Granja de robots.El renovado Mercedes Clase E, que saldrá a la venta en marzo, es un ejemplo de la reducción del uso de máquinas. Para alinear la proyección de datos (velocidad, instrucciones de navegación) en el parabrisas, la fábrica reemplazará dos robots de instalación permanente por uno móvil más liviano o por un trabajador.

Si bien los robots no van a desaparecer por completo, serán más pequeños y flexibles y funcionarán junto a trabajadores humanos. Mercedes denomina a la disposición de equipos de trabajadores y máquinas "granja de robots".

No solo negro.Los fabricantes de automóviles también tienen que atender a los consumidores que exigen diferenciarse. Para Mercedes, eso significa agregar 30 modelos para fines de la década, incluyendo 10 nuevos estilos, y ofreciendo opciones personalizadas tales como terminaciones de bambú, fragancias interiores y la estrella de Mercedes que se ilumine. Atrás quedaron los días de producción en serie cuando Henry Ford bromeaba que los clientes podían tener cualquier color que quisieran con tal de que fuera negro.

"Nos estamos alejando del intento de maximizar la automatización y aceptando que las personas desempeñen nuevamente un papel importante en los procesos industriales", dijo Schaefer. "Necesitamos ser flexibles".