Redacción Gestión

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Una mala decisión, falta de innovación, algún revés en los mercados o manejos turbios en sus finanzas son algunas de las razones por las que empresas multinacionales se vieron obligadas a declararse en en los últimos 25 años.

La palabra innovación sentenció el quiebre de dos grandes empresas en el rubro tecnológico que precisamente no aprendieron a caminar al mismo ritmo que pedía el mercado: Blockbuster y Kodak.

El 19 de octubre de 1985 nació Blockbuster en Dallas, Texas, y para el 2004 ya tenía alrededor de 9,000 tiendas en todo el mundo. Sin embargo, la era digital superó al alquiler de películas y fue en el 2013 cuando la empresa cerró definitivamente sus operaciones. Hoy en día, la Internet , la piratería y recientemente el streaming han copado este mercado.

¿Quién no tuvo un "momento Kodak" en alguna etapa de la vida? Fundada en 1889, el gigante de la fotografía supo cómo inmortalizar los momentos más importantes de la vida de millones de personas. En la década del 90, Kodak logró una capitalización bursátil de US$ 25,000 millones, pero en el 2012, ante el avance de la tecnología y la falta de un productor innovador, la firma se declaró en quiebra.

Para Percy Marquina, director de Centrum Futuro, Kodak decidió concentrarse y afianzar su liderazgo en los productos de su portafolio en los que era líder de mercado, pero no tuvo la visión de reconocer y anticipar la tendencia hacia la fotografía digital. "El otro error fue dormirse en sus laureles", sentencia.

El sector automotor también ha vivido grandes caídas. Con una deuda de US$ 10,000 millones, Daewoo Motor fue protagonista de lo que es considerada la mayor quiebra producida en Corea de Sur. Tras en 1999, el presidente surcoreano Kim Dae-jung desmanteló el grupo y vendió sus filiales a distintas empresas para evitar un colapso económico. El fundador de la empresa, Kim Woo-choong, fue condenado a 10 años de cárcel por fraude contable y evasión de capitales.

Otra gran caída la vivió General Motors. Creada en 1908, la empresa llegó a alcanzar en 1965 el 54% del mercado mundial de automóviles. Sin embargo, el panorama fue sombrío cuando en el 2009 ,en medio de la crisis en EE.UU., tuvo que declararse en quiebra. Años después, y gracias a la inyección de fondos de Washington, la automotriz logró recuperarse.

Un caso especial es lo que aconteció con Enron. La empresa, que tenía entre sus negocios la compra y venta de gas y electricidad, se declaró en bancarrota en diciembre del 2001, tras haber figurado entre las 10 empresas más grandes de Estados Unidos.

La firma con activos por US$ 63,400 millones se valió de turbias operaciones contables que le permitieron declarar ganancias cuando en realidad acumulaba pérdidas. Según el director académico del Campus Monterrico de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC), Paul Lira, la quiebra de Enron puso en evidencia los vacíos en la legislación bursátil estadounidense. "El apalancamiento de Enron se disfrazó a través de vehículos de propósito especial, que estaban fuera del balance e hizo que el mercado no conozca la situación real de la firma", precisa.

El catedrático destaca además que la caída de Enron desveló el alto nivel de relación que se observaba desde 1985 entre las autoridades del Gobierno y políticos de todos los sectores y Enron. "La mezcla de política y una empresa poco seria es, siempre, una mezcla explosiva", afirma.

Otra gran caída fue la que registró Worldcom. La firma de telecomunicaciones fue la protagonista en el 2002 de la mayor quiebra de Estados Unidos hasta ese entonces, cuando una auditoría interna reveló que habían contabilizado de forma irregular más de US$ 4,000 millones en gastos. Sus accionistas perdieron cerca de US$ 180,000 millones y 20,000 personas se quedaron sin empleo.

Uno de las quiebras más recientes fue la que registró Lehman Brothers, cuyo desplome en setiembre del 2008 es considerado como el detonante de la crisis financiera mundial. La entidad con un valor de US$ 425,000 millones de activos quebró el 15 de setiembre del 2008, y es la mayor bancarrota de la historia.

Según Luis Manuel Ordóñez Ruiz, Head of Equity Research de Inteligo, "la principal lección es claramente que el mercado necesita una adecuada regulación y supervisión para evitar eventos de alto riesgo como una crisis financiera".

América Latina no ha estado exenta de estos desplomes. La petrolera OGX, del alguna vez octavo mayor millonario del mundo, Eike Batista, anuncio en el 2013 su quiebra, tras haber registrado un valor de US$ 40,000 millones. Esa es hasta ahora la mayor bancarrota en la región.