El propósito de una empresa es resolver problemas humanos. Por eso, las personas son fundamentales en una empresa. “Solo cuando se tiene interés genuino en las personas, se consigue el propósito”, dice María Julia Sanez, miembro del Comité de CADE 2020.
Ese interés genuino, explica Saenz, pasa por reconocer que las personas son el principal y primer stakeholder de una empresa. “Si las personas sienten que son relevantes y que a través de ellas se logra el propósito de la compañía, este realmente se logra. Por eso lo primero que hace un líder con propósito es cuidar a esas personas”. Es decir, preocuparse por su familia, su entorno y su espacio de trabajo.
Una compañía que se centra en las personas y tiene un propósito elevado no toma decisiones de corto plazo, como recortar los sueldos de los empleados durante la pandemia. “Esa es una empresa que no tiene una mirada de cuidado de las personas. Una empresa que pone a las personas en primer lugar, encuentra espacios para cuidar su trabajo, seguridad e integridad. Entiende que en una pandemia, las personas son lo más importante que tiene y, por ende, las cuida”, opina Saenz.
Además, una empresa que pone a las personas al centro ofrece espacios de trabajo adecuados, una paga justa y se basa en la meritocracia. Además, toma en cuenta las historias personales de los trabajadores.
Si bien el propósito de una empresa y el cuidado de las personas parten de la misma compañía, los trabajadores también pueden aportar en este camino. Saenz recuerda que cada vez está más presente, sobre todo en los jóvenes, la necesidad de buscar un principio mayor al de uno mismo.
“Siempre hay una ruta para encontrar personas como uno, que ejerzan influencia en la compañía y con las que se pueda ir generando un espacio de conversación y de cambio. Los cambios no tienen que ser espectaculares, pueden darse en pequeños detalles”, resalta Saenz.