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El Gobierno británico ha decidido atacar de manera expeditiva la estrategia fiscal de muchas compañías de Internet, que apenas pagan impuestos en Reino Unido al centralizar su estructura fiscal europea enIrlanda, Holanda o Luxemburgo.

Para combatir esta práctica, grupos como , Apple, Amazon y Facebook tendrán que pagar a partir de abril de 2015 un impuesto del 25% sobre los "beneficios" que generan en el mercado británico, ha dicho George Osborne, ministro del Tesoro.

En una comparecencia en el Parlamento británico, Osborne no ha dado más detalles de la fórmula que utilizará para calcular la base imponible de ese gravamen, conocido ya en Reino Unido como la "Tasa Google".

"Voy a introducir un impuesto del 25% sobre los beneficios generados por multinacionales gracias a su actividad económica en Reino Unido, pero que son artificialmente desviados fuera del país", afirmó Osborne.

Según las previsiones de la Hacienda británica, esta tasa recaudará 25 millones de libras en su primer ejercicio de aplicación, pero esta cantidad irá subiendo hasta los 355 millones de libras en 2019. En total, Osborne espera ingresar 1.355 millones de libras (1.700 millones de euros) en los primeros cinco años desde su establecimiento.

El anuncio de Osborne ha sorprendido a algunos analistas políticos, ya que aunque el ministro había venido advirtiendo de la posibilidad de crear la Tasa Google, se pensaba que buscaría un acuerdo con otros países de la Unión Europea para hacerlo de forma coordinada.John Cridland, director general de la patronal británica CBI, ha criticado el anuncio de Osborne al indicar que "las reglas fiscales internacionales necesitan actualizarse, pero que el Reino Unido lo haga en solitario, sin seguir el proceso de la OCDE, puede generar preocupaciones entre las compañías globales".

Las empresas más afectadas puedes ser grupos estadounidenses que "optimizan" su estructura fiscal en Europa creando hóldings en países con bajos impuestos como Irlanda, Holanda o Luxemburgo. Este diseño societario no es utilizado solo por firmas tecnológicas como Google, Apple, Amazon y Facebook, sino también por empresas de otros sectores como Starbucks.

Existen varias fórmulas para desviar beneficios a esas jurisdicciones. Una es facturar las ventas online, aunque se realicen a clientes de mercados como Reino Unido o España, desde filiales en Irlanda, alegando que en este país tienen la infraestructura tecnológica que facilita las operaciones. El impuesto de sociedades en Irlanda es del 12,5%, frente al 23% en Reino Unido y el 30% en España.

Otra estrategia es que una sociedad en Luxemburgo cobre una comisión a otras filiales de un mismo grupo en Europa por la cesión de derechos para uso de la marca. De este modo, la mayor parte de los beneficios en el continente van a parar a ese hólding luxemburgués.

Otra de las medidas anunciadas hoy por Osborne es la cesión a Irlanda del Norte de la capacidad para fijar su propia tasa del Impuesto de Sociedades. Se trata de una antigua reclamación de los partidos de esa región, que quieren bajar el gravamen para competir con sus vecinos de Irlanda al atraer inversores.

Además, el Tesoro va a poner un límite a las deducciones fiscales que pueden utilizar los bancos británicos por pérdidas sufridas durante la crisis financiera. Con esta medida, el Gobierno prevé recaudar 4.000 millones de libras más en los próximos cinco años.