Bloomberg.- A las firmas que planean comprar el próximo año otras compañías con dinero prestado: por favor, tómense un momento para reconsiderar esta decisión y aprender de quienes las han antecedido.

Es verdad que las empresas se equivocan todo el tiempo. Pero aquellas que toman prestado mucho dinero tienen un margen de error más acotado.

Y las compañías en algunos sectores populares para adquisiciones apalancadas, tales como tecnología, medios y venta minorista, tienden a ser las que corren más riesgos. Las tendencias pueden cambiar rápidamente, junto con la suerte de la compañía.

Este es un buen momento para reflexionar sobre la práctica de recargar a una empresa ya especulativa con más deuda. Recientemente ha habido algunos excelentes ejemplos de lo peligrosas que pueden ser estas operaciones.

Tomemos el caso de Avaya Inc., que está en dificultades por una deuda de US$ 6,000 millones, parte de los cuales provienen de su compra, en el 2017, por parte de Silver Lake y TPG.

La tecnología de Avaya opera sistemas telefónicos para trabajadores de oficina y centros de llamadas de empresas, pero los clientes se están volcando a proveedores de tecnología que ofrecen software flexible en lugar del hardware de Avaya.

Las ganancias de Avaya mejoraron aun con la caída de sus ingresos, pero su ingreso anual antes de impuestos es inferior a los pagos de intereses de su deuda.

Quizás Avaya habría quedado rezagada de todos modos en virtud de los cambios en las tendencias tecnológicas. Pero es cierto que una Avaya sin la carga de los pagos de deuda habría tenido más flexibilidad financiera para quedar a la par y competir con grandes rivales como Cisco y Microsoft y de startups como Five9, Huawei e inContact.

O echemos un vistazo a J. Crew Group Inc., que se mantiene con soporte vital. Este minorista incurrió en casi US$ 2,000 millones de deuda cuando dispuso su venta en US$ 3,000 millones en el 2011 a firmas de capital privado como TPG Capital, Leonard Green y su presidente ejecutivo, Mickey Drexler. Ese arreglo no funcionó demasiado bien.

A fines del 2015, TPG Capital recortó el valor de su participación un 84%. Parte de la deuda de la compañía vence en el 2018 y los inversores no prevén que se les pagará la totalidad, al menos teniendo en cuenta los bonos que se están negociando a la mitad del precio que tenían el año pasado.

O veamos lo que ocurre con iHeartMedia Inc., la cadena de emisoras de radios antes conocida como Clear Channel Communications, que en el 2008 fue adquirida por US$ 24,000 millones como una de las últimas compras muy apalancadas previa a la crisis crediticia.

La compañía probablemente no se habría tambaleado de no haber sido por los US$ 21,000 millones de deuda que le cuesta enormemente pagar. Los ingresos se mantienen estables, pero no crecen. Está obteniendo ganancias. Más de 265 millones de personas en Estados Unidos aún sintonizan radios de iHeart.

Los problemas que dejaron las adquisiciones de iHeart, Avaya y otras empresas durante el auge de mediados de la década del 2000 vuelven a ser pertinentes. Este año se encamina a registrar la mayor cantidad de adquisiciones desde el 2007, según datos de Bloomberg.

Aunque la cantidad y especialmente el valor de esas compras que dependen de deudas han disminuido a partir de la crisis financiera, en algunos casos parece como si casi nadie hubiese aprendido las lecciones de la crisis financiera que hizo estallar la burbuja de adquisiciones.

Proporción de compras de empresas tecnológicas en el 2016: uno de cada cincoLos inversores no parecen estar preocupados por los riesgos de adquisiciones de compañías de sectores que atraviesan cambios vertiginosos.

Las empresas de tecnología representaron casi una de cada cinco compras en Estados Unidos este año, la mayor proporción desde como mínimo el 2004, el primer año del que se tienen estos datos, según Bloomberg.

Y las firmas de capital privado han comenzado a incorporar deuda de empresas de software jóvenes y no redituables con escaso historial.

Las empresas tecnológicas también se apoderaron de la mayor participación de préstamos apalancados de que se tenga registro, y en promedio esas empresas tienen menos margen de error que nunca.

Para quienes toman créditos apalancados en los sectores de datos y software de Estados Unidos, la relación deuda a utilidades de las compañías antes de intereses, impuestos, depreciación y amortización fue de 5.3 en la primera mitad del año, en comparación con 4.2 antes de la crisis financiera, de acuerdo con una investigación de Barclays llevada a cabo en setiembre.

Durante esta época de fiestas, hay una lección para aquellos que deseen prestar atención. ¿Realmente pueden manejar las cadenas de toda esa deuda?

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