En el Perú, más del 80% de empresas peruanas tiene origen familiar y generan entre el 60% y 70% del empleo a escala nacional, además se estima que su participación en la economía genera una contribución total del 40% sobre el Producto Bruto Interno (PBI). A pesar de que sus representantes están unidos por lazos sanguíneos, como en toda empresa, tiene que superar desafíos para mantenerse entre generaciones.
De acuerdo con, José Manuel Zugaza, socio director de UNILCO y consultor de la Asociación de Empresas Familiares del Perú (AEF), el principal desafío de estas compañías es no involucrar los temas íntimos de familia en los empresariales.
“Esto genera muchas veces en problemas de los negocios que afectan a miembros de la familia se tomen equivocadamente las decisiones, anteponiendo los sentimientos o los intereses de los miembros de la familia a los de las empresas”, dijo a Gestión.pe.
Añadió que una de las principales diferencias entre una empresa familiar y otra convencional es el proceso de sucesión, en el cual las familias empresarias toman en cuenta muchos aspectos, mientras que en las convencionales no tiene tanta influencia y por ello son más fáciles de solucionar.
Ante ello, Zugaza señala que para superar esos problemas se deben cumplir tres condiciones. “La primera educar a la familia en los valores y en la importancia de anteponer la empresa a la familia en sus justos términos; la segunda no mezclar aspectos familiares con aspectos empresariales en todo lo que sea posible; y la tercera prevenir las soluciones antes de que se den los problemas, ya que cuando ocurren es más difícil solucionarlos”, detalló.
Se estima que solo el 30% de empresas familiares pasa a segunda generación y de esas el 15% pasa a tercera generación. Por ello, si una empresa familiar desea mantenerse, debe impulsar su continuidad.
Para asegurarla, Zugaza explica que es importante promover un gobierno corporativo o directorio lo más profesional posible, formar a los miembros de la familia incorporando profesionales no familiares de primer nivel y apoyarse en experiencias para que los líderes actuales sirvan de tutores a la próxima generación.
“Hay una frase muy conocida que dice 'Padre fundador; hijo gastando; y nieto mendigando´ lo que quiere decir que si, desde el principio, a la segunda generación no se le instruye en los valores del trabajo, la austeridad, la formación y profesionalización, y en los valores de la familia, es difícil que las empresas familiares continúen porque, además, como decíamos, suelen mezclarse problemas de familia con los del negocio y cuando este último no va bien, aparecen conflictos de muy difícil solución”, comentó.
Agregó que una familia empresaria bien conformada para el negocio es capaz de ser rápida en sus decisiones, duran más en el tiempo y, sobre todo, soportan mejor las crisis cuando están unidas y comprometidas con el desarrollo y éxito de la empresa.
AEF Perú posee alrededor de 65 familias asociadas que representan a más de 300 empresas familiares. Organizarán el VIII Congreso de Familias Empresarias de manera gratuita el martes 27 de octubre en el que se hablará sobre retos y oportunidades de las empresas familiares.