(Bloomberg) AB InBev posee US$ 9,000 millones menos, hasta la fecha, por el pago de una cobertura monetaria que la cervecera arregló para la adquisición avaluada en 79,000 millones de libras esterlinas (US$ 105,000 millones) de su rival SABMiller. Pero no se hundirá en la desgracia.

La cifra, que perdió valor cuando la libra se desplomó tras la votación del Brexit, se está pagando a los bancos y a los fondos de cobertura en los mercados de divisas. Sumada a los honorarios de asesoría y financiamiento de InBev, los costos totales del acuerdo para el postor llegarán a US$ 11,000 millones.

El mundo financiero está, por lo tanto, surgiendo como el mayor ganador del ajuste propuesto, más que los accionistas de SAB. Los inversores de la cervecera del Reino Unido han asumido el costo de la cobertura, al igual que la misma InBev.

La cobertura garantizaba que InBev, que reporta en dólares, pagaría US$1,53 por cada libra en la parte en efectivo original de 46.000 millones de libras de su oferta por SAB.

La caída de la libra a US$ 1.33 hundió el valor del contrato a números rojos. Si la libra hubiera repuntado –en caso de haber votado por permanecer en la Unión Europea–, la cobertura habría generado ganancias para la cervecera belga.

Según el prospecto de InBev para el acuerdo, los distintos contratos de derivados que respaldan la cobertura desembocaron en una cifra acumulada de US$ 3,100 millones en el estado de resultados y US$ 5,900 millones en el balance financiero.

El Brexit era un riesgo previsible ya en noviembre, cuando se concibió este acuerdo. Pero para InBev, fijar el tipo de cambio de la libra no fue una medida inútil: eliminó un gran elemento de incertidumbre en una transacción compleja que siempre toma meses en llegar a la línea de meta.

Más aún, InBev probablemente habría perdido ese dinero de todas formas.

Imaginemos que InBev no hubiera pagado los beneficios de la caída de la libra al mercado de divisas. SAB habría tenido entonces un mayor arsenal para conseguir un mejor precio de su pretendiente. Podría haber argumentado, razonablemente, que el precio de oferta original de 44 libras por acción subvaloraba sus ganancias que en gran parte están en divisas distintas a la moneda británica y que InBev fácilmente podría haber costeado un pago más alto.

Tal como fue, InBev se adelantó a tal negociación, aumentó su oferta por una mísera libra por acción y les dijo "o la toman o la dejan". SAB decidió aceptarla, en vez de deshacer todo el trabajo conjunto que ya habían realizado para la combinación.

La libra repuntó un 3 por ciento frente a sus recientes bajas. Quién sabe dónde estará en un año más. Para otros postores inmersos en acuerdos transfronterizos, el sufrimiento de InBev por su cobertura monetaria no será un elemento disuasivo para hacer algo similar. Y, a veces, las limitaciones pueden ser valiosas.

​​​​​​​Esta columna no refleja necesariamente la opinión de Bloomberg LP y sus propietarios

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