Huawei
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A la postre el panorama no es tan desesperante para

Hace más o menos un mes nos dijeron que el gigante chino de la electrónica se preparaba para una caída de hasta 60 millones de unidades en exportaciones de equipos este año. Fue un golpe duro, escribí en ese entonces, considerando que los dispositivos de consumo dieron cuenta del 45% de sus ingresos el año pasado gracias a la venta de unas 206 millones de unidades.

Esta semana, sin embargo, nos enteramos de que el objeto de sanciones de Estados Unidos en realidad se encamina a registrar un aumento de ventas cercano al 30% en el primer semestre del año.

La labor de equipos selectos de obtener componentes esenciales pese a la prohibición y el cierre de contratos relacionados con son algunas de las razones que explican las cifras de ingresos súbitamente optimistas, informó el martes Bloomberg News.

En el último año, la avalancha de noticias sobre Huawei ha sido tétrica. La compañía permanece en una lista negra estadounidense que amenaza con detener los envíos de componentes y software del país norteamericano y su directora financiera está con arresto domiciliario en Vancouver.

Mientras algunos ejecutivos tecnológicos estadounidenses han intentado hablar con el gobierno de Donald Trump para flexibilizar las restricciones a Huawei, entre cuyos proveedores aparecen Alphabet e Intel, el panorama sigue siendo incierto.

No está claro, al menos para mí, qué desenlace tenía en mente el presidente Trump cuando autorizó que el Departamento de Comercio añadiera a Huawei a la lista negra. Tener una ventaja en la guerra comercial ciertamente parece haber sido parte de eso, pero es difícil creer que funcionarios del gobierno sean tan ingenuos para pensar que pueden acabar con la empresa.

Ahora el discurso de victimización de Huawei ha unido a los chinos, ya sean funcionarios o ciudadanos, detrás del objetivo común de la independencia tecnológica. Puede que Trump no se dé cuenta, pero dio el puntapié inicial a una guerra fría tecnológica que puede terminar fortaleciendo a los campeones nacionales chinos.

Si Huawei puede mantener su ritmo de 30% de crecimiento de las ventas hasta fin de año, habrá logrado su mayor incremento anual de ingresos desde el 2016. Buena parte de eso saldrá de la comercialización de equipos de redes, con el mercado de smartphones en una suerte de bajón, y porque estamos en el comienzo de otro ciclo de gasto de capital, conforme los operadores de telecomunicaciones empiezan a instalar sistemas de quinta generación.

Es posible que Huawei no llegue a los mismos niveles de participación de mercado que logró en las redes 4G. Eso no obedece completamente a la campaña contra China desplegada por EE.UU. Algunas empresas de telecomunicaciones se decantan por opciones que les dan mayor flexibilidad que lo que consideran que ofrece Huawei.

Tampoco podemos ignorar que la mitad de los ingresos de la compañía provienen del extranjero. Incrementar la demanda local puede ayudar a compensar la pérdida de ciertos negocios, pero Huawei tendría de todas formas que competir con rivales locales como Xiaomi, Oppo, Vivo y OnePlus en materia de participación de mercado.

La noticia positiva sobre las ventas de Huawei ofrece algo para todos. Los escépticos pueden poner cara de incrédulos y afirmar que la empresa china derramó lágrimas de cocodrilo por ataques externos a su negocio. Los fanáticos, por otra parte, pueden elogiar su resistencia y determinación. Ambos bandos están en lo correcto.

El resultado es que Huawei sigue en la lucha, tanto en equipamiento como en teléfonos móviles, y tiene el respaldo de un país entero. Eso significa que es muy temprano para redactar una elegía que rinde tributo a este héroe chino.

Por Tim Culpan

Esta columna no necesariamente refleja la opinión de la junta editorial o de Bloomberg LP y sus dueños.

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