Bloomberg.- Cuando en diciembre hizo retirar su nombre de la fachada de un hotel en la playa de Barra de Tijuca, en Río de Janeiro, su compañía dijo que se debía a demoras en el proyecto y calificó a la medida de "limpieza de rutina" en las semanas previas a asumir la presidencia.

Los fiscales y legisladores brasileños que investigan a los fondos de pensión que financiaron el proyecto pintan un cuadro diferente. En documentos judiciales y entrevistas, los investigadores dicen que la Trump Organization, en un acuerdo negociado por su hija Ivanka y su hijo Donald Jr., se encontró gestionando un hotel financiado por personajes oscuros y fondos de pensión desaprensivos y –sospechan los fiscales– edificado en base a la corrupción.

La fiscalía federal está investigando si el fondo FIP LSH, propietario del hotel –que, durante una visita reciente, estaba sin terminar y con prostitutas apostadas en la entrada- sobornó a dos fondos estatales de pensión a cambio de una inversión de US$ 41 millones e infló artificialmente el valor de la propiedad.

También están investigando si la Trump Organization lucró "mediante el pago ilícito de comisiones y sobornos" a los fondos de pensión, según documentos judiciales. Nadie de la Trump Organization o de la propia compañía ha sido señalado en la pesquisa.

Diligencia debidaLos investigadores cuestionan hasta qué punto la Trump Organization hizo las diligencias previas. Ricardo Ayres, legislador del estado de Tocantins que encabezó una investigación pública sobre el fondo de pensión de los trabajadores estatales, dice que debió haber visto en qué se estaba involucrando y haber salido mucho antes.

"Es curioso que los Trump no parecieran saber que su mayor negocio en Brasil era financiado por inversores oscuros", señaló desde su oficina en Palmas, capital de Tocantins.

Adam Rosen, un abogado de la Trump Organization, dice que la diligencia debida del proyecto de Río se llevó a cabo como se hace con todos los emprendimientos de Trump. "No teníamos conocimiento de ninguna irregularidad con respecto al proyecto antes del anuncio de la investigación", agregó.

LSH Barra dijo que el hotel, ahora llamado LSH Barra Hotel, mantendrá sus estándares de calidad y buscará asociarse con una nueva marca luego de la desvinculación amigable con , que –según dice– no estuvo relacionada con la investigación penal. Añadió que la compañía está colaborando con los fiscales en la investigación.

PreocupadosLos abogados de sí buscaron asegurarse de que no hubiera dinero sucio involucrado para evitar posibles violaciones a la ley estadounidense de Prácticas Corruptas en el Extranjero, dijo Paulo Figueiredo Filho, el empresario de la construcción que firmó el contrato con los Trump en el 2013. "Les preocupaba mucho eso", agregó.

Figueiredo, que dejó su puesto de director ejecutivo de la compañía hotelera a fines del 2015 y se mudó a Estados Unidos, dice que Trump no podría haber sabido si había una financiación ilícita porque los inversores no eran públicos.

"Los tipos actuaban de buena fe", dijo Figueiredo en una entrevista el mes pasado en Miami. Agregó que no fue contactado por los investigadores y que no cree ser objeto de una investigación penal porque no tenía un rol en el fondo propietario del hotel.

Figueiredo dice que el convenio funcionaba de la siguiente manera: los dueños del hotel acordaron pagarle honorarios a Trump por poner su nombre en el edificio de 13 pisos en forma de trapecio, y un porcentaje de los ingresos por gestionarlo, un arreglo común para la actividad hotelera en todo el mundo.

La Trump Organization mantuvo el acuerdo mientras la sospecha sobre los fondos de pensión Igeprev y Serpros crecía, desde por lo menos mediados del 2014.

Trump tuvo la oportunidad de salir del acuerdo de licencia en diciembre del 2015, según una persona al tanto del contrato. Pero su compañía permaneció un año más, y solo se fue dos meses después que se anunció la investigación penal y unas pocas semanas antes de asumir él la presidencia.

Inspirado por TrumpLa participación de en el proyecto se remonta a fines del 2012, cuando Figueiredo almorzó, según dijo, con Ivanka Trump en West Palm Beach.

Él es nieto de Joao Figueiredo, el último presidente del régimen militar que gobernó Brasil de 1964 a 1985, y su padre fue un empresario de bienes raíces.

Soñaba con construir un hotel frente a las playas de Río y quería que el nombre de Trump figurara en la fachada. Figueiredo, ahora con 34 años, dice que se inspiró en el best seller de Trump "El arte de la negociación".

Cuando comenzó el almuerzo con Ivanka, el helicóptero de Donald Trump aterrizó en un lugar cercano y el futuro presidente salió del aparato. "Tomó una silla y pasamos 20 minutos o media hora hablando de política", dice Figueiredo. Unos pocos meses después, el brasileño eligió a Trump entre más de una docena de otros operadores para que gestionara el hotel.

Figueiredo dice que negoció durante siete meses con Ivanka, Donald Trump Jr. y sus abogados, y que hizo varios viajes desde Río a la Trump Tower de Manhattan.

La mayoría de las 170 habitaciones del hotel de Río aún estaban sin terminar para las Olimpíadas del año pasado, pero eso no le impidió a Trump cumplir su promesa de inaugurarlo para los Juegos de agosto en Brasil.

Cuando se retiró del acuerdo en diciembre, Trump Hotels dijo que la empresa constructora "está muy atrasada en la finalización del establecimiento, y su visión ya no está en línea con las marcas de los Trump Hotels".

Para muchos, la inversión fue un mal negocio. Pero Trump no tiene ese problema. A pesar de haberse retirado, igual va a ganar dinero con el hotel.

Como parte del acuerdo, los dueños están ahora en conversaciones para pagarle por el uso de su nombre durante cinco meses, antes de que se lo sacara.